El presidente Andrés Manuel López Obrador responsabilizó el jueves a Estados Unidos de la ola de violencia desatada desde la semana pasada en el estado de Sinaloa, en el noroeste de México, y afirmó que los choques armados que se ha registrado allí son una secuela de los arreglos, aún desconocidos, a los que se llegaron para detener en Texas a uno de los capos del poderoso Cártel de Sinaloa.

López Obrador admitió en su conferencia matutina que la “inestabilidad” que se vive actualmente en Sinaloa es consecuencia de los arreglos a los que se llegaron para apresar en julio al histórico líder del cartel, Ismael “El Mayo” Zambada.

Al ser preguntado sobre si Estados Unidos tendría “corresponsabilidad” en la escalada de la violencia en Sinaloa, el gobernante respondió que “claro que si, por haber llevado a cabo ese operativo”.


“La inestabilidad se debe a que tomaron esa decisión”, dijo López Obrador tras quejarse de la escasa información que han aportado las autoridades estadounidenses sobre la detención de Zambada, e indicó que Washington debe ir “internalizando que no se puede actuar así sin tomar en cuenta al gobierno de México”.

El presidente mexicano dijo además que “ya no puede haber una relación de cooperación cuando se toman medidas unilaterales, no puede aceptarse eso”.

El arresto de Zambada generó fricciones en las relaciones entre Estados Unidos y México que se han tensado en las últimas semanas luego de los cuestionamientos que hizo el embajador estadounidense Ken Salazar contra la reforma del poder judicial que promovió López Obrador y que aprobó la semana pasada el Congreso.

Desde la semana pasada el bando liderado por “Los Chapitos”, que integran los hijos del exlíder de la organización Joaquín “El Chapo” Guzmán, se ha enfrentado a los seguidores de Zambada, desatando una ola de violencia y muerte en Culiacán, capital de Sinaloa, que mantiene aterrorizada a la población y parcialmente paralizadas las actividades económicas.

Los choques entre los dos bandos del Cártel de Sinaloa se dan varias semanas después de la detención de “El Mayo”, apresado junto a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo”, quien presuntamente le tendió una trampa y lo secuestró para llevarlo a Texas en una operación que aún tiene muchos interrogantes y que destapó algunos vínculos de políticos de Sinaloa con el cártel.

Sobre la operación de detención de los dos capos, Salazar informó que Guzmán López se entregó voluntariamente a las autoridades y que “El Mayo” fue llevado contra su voluntad, y descartó que se hayan utilizado recursos estadounidenses en esa operación.

López Obrador informó la víspera que entre el 9 y 17 de septiembre han fallecido en Sinaloa 40 personas, entre ellas, un oficial y un soldado, según reconocieron autoridades militares esta semana.

La ola de violencia en Sinaloa no ha logrado contenerse a pesar de que el gobierno federal envió 2.200 elementos del ejército y la Guardia Nacional para proteger a la población.

El gobierno de Sinaloa activó desde el miércoles un operativo de seguridad en las escuelas para tranquilizar a la población y lograr que se reactiven las actividades educativas, pero no ha tenido éxito.

Pese a las acciones de las autoridades el temor entre los habitantes de Culiacán sigue latente, especialmente luego de que el comandante de la tercera región militar de Sinaloa, el general Jesús Leana Ojeda, admitió el lunes que la posibilidad de que la situación se calme en Sinaloa “no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos que dejen de hacer su confrontación entre ellos”.