El pasado 24 de septiembre, la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, por sus siglas en inglés) dio a conocer que la nave espacial OSIRIS-Rex regresó a su hogar permanente en el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas, luego de una expedición en el sistema solar.

El equipo de investigadores se aislarán las siguientes semanas en la sala de limpieza construida exclusivamente para analizar las muestras de Bennu, un asteroide de poco más de 500 metros de diámetro que, según cálculos de la NASA, podría impactarse en nuestro planeta.

La sala de limpieza incluye cajas con guantes para adaptarse al recipiente que contiene la denominada cabeza TAGSAM (Mecanismo de Adquisición de Muestras ‘Touch-And-Go’) en el interior. Un comunicado de la Agencia detalló que “la cabeza de TAGSAM está en el extremo de un brazo robótico que recoge rocas y polvo de la superficie del asteroide Bennu, el 20 de octubre de 2020”.

Los investigadores analizarán el polvo de asteroides desde el desmontaje inicial para echar un vistazo a las características químicas, mineralógicas y físicas y los tipos de roca que se pueden encontrar en la muestra a granel.

La misiva de la NASA detalló que planean compartir estos hallazgos iniciales, además de las primeras imágenes de la muestra, en una transmisión en vivo el 11 de octubre.

¿Cuándo se estrellará Bennu en la Tierra?
Para nadie es un secreto que la NASA cataloga al asteroide Bennu como un “objeto potencialmente peligroso”. Según la Agencia, este cuerpo tiene 500 metros de diámetro; para tener una mejor idea con algunos de los edificios más altos del mundo, el Empire State de Nueva York mide 443 metros de altura; mientras que la Torre Eiffel, en París, mide 324 metros.

En caso de que este cuerpo logre impactarse con nuestro planeta, la fecha prevista sería el 24 de septiembre de 2182. En caso de colisionar, la energía liberada sería la equivalente a la producida por 22 bombas atómicas.

El cálculo estableció que en su caída libre del espacio a la Tierra viajaría a 11.000 kilómetros por hora, lo equivalente a liberar 1.400 megatones de energía.

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