Se ha visto salir un enormechorro de agua saliendo de Encélado, una de las lunas de Saturno.
El satélite es una de las mayores esperanzas de encontrar vida fuera de nuestro planeta. Tiene agua salada y otras condiciones que hacen pensar a los científicos que podría albergar vida extraterrestre.
Ahora, el telescopio espacial James Webb ha observado una enorme nube de vapor expulsado por el planeta. Ha descubierto que el agua que sale disparada del planeta tiene más de 20 veces el tamaño de la propia Luna.
Los investigadores ya sabían que de Encélado salían chorros de agua. Pero el enorme tamaño del encontrado por Webb llevó a los investigadores a preguntarse si habían cometido un error.
“Cuando estaba mirando los datos, al principio, pensaba que tenía que estar equivocado. Era tan chocante detectar una pluma de agua de más de 20 veces el tamaño de la Luna”, dijo el autor principal, Gerónimo Villanueva, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland.
“El chorro de agua se extiende mucho más allá de su región de liberación en el polo sur”.
Sin embargo, no fue solo la escala del chorro lo que resultó impactante en los datos. Los investigadores también descubrieron que la cantidad de agua que brota es sorprendentemente grande: unos 79 galones brotan cada segundo, suficiente para llenar una piscina olímpica en un par de horas.
Los científicos ya han estudiado Encélado en profundidad, en parte por la esperanza que presenta de encontrar vida extraterrestre. Pero la mayor parte de esas observaciones fueron realizadas por la nave espacial Cassini, que voló alrededor de Saturno y su sistema circundante, incluyendo un viaje a través de los propios chorros.
Pero el telescopio Webb ofrece otra mirada diferente a Encélado y a otros objetos de nuestro sistema solar, combinando una visión general con una alta sensibilidad para ofrecer nuevas perspectivas sobre la luna y sus chorros.”
La órbita de Encélado alrededor de Saturno es relativamente rápida, sólo 33 horas. Mientras gira alrededor de Saturno, la luna y sus chorros escupen agua, dejando un halo, casi como un donut, a su paso”, explica Villanueva. “En las observaciones del Webb, no sólo el chorro era enorme, sino que había agua por todas partes”.
Con el tiempo, los investigadores esperan seguir observando Encélado, con vistas a aprender más sobre cómo cambian en la luna los chorros y el agua de la que están formados.
“Ahora mismo, Webb proporciona una forma única de medir directamente cómo evoluciona y cambia el agua con el tiempo a través de la inmensa pluma de Encélado, y como vemos aquí, incluso haremos nuevos descubrimientos y aprenderemos más sobre la composición del océano subyacente”, dijo la coautora Stefanie Milam, de NASA Goddard.
“Gracias a la cobertura de longitudes de onda y a la sensibilidad de Webb, y a lo que hemos aprendido de misiones anteriores, tenemos ante nosotros toda una nueva ventana de oportunidades”.
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