Al igual que otras grandes petroleras, Royal Dutch Shell Plc decepcionó al informar una ganancia inferior a las expectativas y un débil flujo de caja.
La empresa se sumó a la evidencia de sus pares que muestra que gran parte de la industria aún vive más allá de sus posibilidades, incluso después de realizar grandes recortes a los dividendos y los gastos. Los precios del petróleo se han recuperado de los mínimos del año pasado, llegando esta semana a un máximo de un año, pero los confinamientos para frenar el covid-19 en países de todo el mundo siguen deprimiendo las ventas de combustible y los márgenes de refinación.
La debilidad del flujo de caja de Shell implicó un aumento de la deuda neta respecto al trimestre anterior, pero la compañía reiteró su compromiso de incrementar nuevamente el dividendo y dijo que su reparto en dólares para el primer trimestre aumentará aproximadamente 4%.
Flujo de caja de operaciones de Shell cayó 39% interanual en el cuarto trimestre.
“Este fue un año muy difícil, seamos honestos, y un año muy doloroso”, dijo el presidente ejecutivo, Ben van Beurden, en una entrevista con Bloomberg TV.
Los resultados de la compañía interrumpieron una serie de mejoras trimestrales a medida que la industria petrolera emergía lentamente de la profunda crisis causada por la pandemia de coronavirus. Las ganancias de la comercialización de petróleo y gas que impulsaron los resultados a principios de 2020 estuvieron ausentes. Exxon Mobil Corp., Chevron Corp. y BP Plc han informado débiles resultados, mientras que Total SE tiene previsto anunciar sus cifras la próxima semana.
Shell cerró el año con una relación deuda neta a capital, o apalancamiento, de 32,2%, cifra que está fuera de los niveles de comodidad. El rendimiento del capital empleado fue de solo 2,9%, muy por debajo de los dos dígitos que prometió Van Beurden. Mientras que el flujo de caja libre de US$882 millones ni siquiera estuvo cerca de cubrir el pago de dividendos de US$1.300 millones, incluso después de fuertes reducciones en el gasto de capital de la compañía.
La ganancia ajustada del cuarto trimestre fue de US$393 millones, frente a los US$2.930 millones del año anterior y US$955 millones de los tres meses previos. Asimismo, la cifra fue inferior a la estimación promedio de analistas de US$655 millones. El flujo de caja de las operaciones de la compañía fue de US$6.290 millones, muy por debajo de los US$10.400 millones del tercer trimestre.
La deuda neta aumentó a US$75.400 millones desde US$73.500 millones al final del tercer trimestre. La cifra es una métrica clave para los inversionistas porque Shell ha prometido aumentar los dividendos y realizar recompras de acciones una vez que los pasivos caigan a US$65.000 millones. En la entrevista con Bloomberg TV, Van Beurden no quiso entregar una fecha sobre cuándo se alcanzaría ese objetivo.
Bloomberg