Millones de dólares del banco de la fortuna boliviano, algunos dorados, circulan estos días por el país sudamericano, pero sin causar efecto real en la economía del país. Son billetes ficticios, una réplica sin valor legal con el sello de esa entidad bancaria también oficiosa, que miles de ciudadanos compran en la feria de Alasita para que el dios de la abundancia los convierta en reales.
“Dólares, lleve sus dólares, para que se hagan realidad”, ofrecía la comerciante Gladys Espinoza, en la iglesia de San Francisco, en el centro de La Paz, adonde acuden los creyentes católicos para que un cura los bendiga con agua bendita. Otros los llevan ante brujos aymaras.
Esos billetes son, en realidad, obra de artesanos que los venden en puestos. No hay confusión con los reales porque llevan la marca del inexistente banco de la fortuna. Pero sirven para alimentar, sobre todo este año, una particular tradición.
Muchos bolivianos se acercaron el miércoles con sus réplicas de dólares a visitar al dios Ekeko, representado por un hombre regordete, de baja estatura que va cargado con bienes y alimentos, en la feria de Alasita que se celebra cada 24 de enero y que, por su singularidad, está declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Según la creencia popular, ese dios pagano de la abundancia hace realidad los sueños de quienes le presentan en miniatura cuál es el objeto de su deseo. Ante la escasez de dólares de curso legal en el país, Ekeko ha recibido en esta edición muchos dólares del banco de la fortuna.
“Ya no hay dólares en el banco, pero aquí tenemos el banco de la fortuna. Y si lo compra aquí con mucha fe, sí, los dólares van a volver a nuestra Bolivia”, promociona la vendedora Espinoza.
Waldir Guzmán, uno de los compradores, asegura que con esta moneda de fantasía se pagan las deudas. Si se le hace realidad su sueño de tener más dinero, si Ekeko transforma sus billetes en reales, podrá librarse del crédito de su vivienda, del vehículo… Va camino de Alasita.
El nombre de la feria, una de las más importantes de Bolivia, significa en aymara “cómprame”. De origen indígena, suele concentrar a más 5.000 comerciantes, así como a miles de artesanos, creyentes y brujos.
Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.