CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los intercambios de amenazas entre Estados Unidos y México sobre una posible imposición de aranceles generaron preocupación el miércoles en el sector empresarial mexicano que afirmó que una guerra comercial en la región podría tener efectos “devastadores” para ambas economías.

Así lo planteó la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), una de las principales organizaciones empresariales del país, al reconocer que las amenazas que lanzó a inicios de semana del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de aranceles a México y Canadá afectarán la estabilidad económica de la región.

“Las amenazas arancelarias generan incertidumbre en sectores estratégicos y ponen en riesgo millones de empleos que dependen del comercio entre los tres países”, dijo la Coparmex en un comunicado, y agregó que esas medidas representan un “desafío directo al espíritu de cooperación y entendimiento” que ha perdurado en los últimos cuatro años entre los tres socios del tratado de libre comercial, el T-MEC.

En una primera reacción ante las amenazas de Trump, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum dijo el martes que estaba dispuesta al diálogo, pero advirtió en una misiva que envió al futuro gobernante que “a un arancel vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgos empresas comunes”.

Ante el riesgo de una posible guerra comercial entre Estados Unidos y México, la Coparmex advirtió que la escalada tendría “efectos devastadores para ambas economías, especialmente en industrias que dependen de insumos provenientes de Estados Unidos, como la automotriz y la manufacturera”.

La industria manufacturera es la que tiene el mayor peso en la economía mexicana pues genera alrededor del 20% del Producto Interno Bruto (PIB) y más de cinco millones de empleos.

En un intento por contrarrestar las amenazas del republicano, Sheinbaum afirmó que un incremento de los aranceles afectaría a un sector clave para Estados Unidos como su industria automotriz, y mencionó a tres de sus empresas insignias, General Motors, Stellantis y Ford Motors Company, que mantienen en México algunas de sus principales plantas de producción. “No es aceptable y causaría a Estados Unidos y a México inflación y pérdidas de empleo”, sentenció.

Esa postura fue ratificada el miércoles por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, que señaló en la conferencia presidencial matutina que las primeras afectadas por la aplicación de aranceles serán las empresas automotrices estadounidenses que aseguró que sufrirán un impacto “enorme”. “Es un tiro en el pie”, agregó.

Ebrard sostuvo que “al final estos impuestos van afectar al consumidor en los Estados Unidos, pero también a las empresas y se perderían alrededor de 400.000 empleos”, según estimaciones de las autoridades mexicanas. El secretario citó como ejemplo del impacto que desencadenaría la medida para los consumidores estadounidenses el caso de las camionetas pick-up que aseguró que su precio podría elevarse en 3.000 dólares por unidad.

Sheinbaum ratificó el miércoles su disposición al diálogo con Trump e indicó que su canciller, Juan Ramón de la Fuente, está en contacto con el equipo del republicano para concretar un encuentro antes del cambio de gobierno en enero.

La presidenta mexicana informó que próximamente enviará una carta al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, para entablar también un diálogo directo con Canadá.

Trump dijo el lunes, en una serie de publicaciones en su plataforma de redes sociales Truth Social, que aplicaría un impuesto del 25% a todos los productos que ingresen al país desde Canadá y México y un arancel adicional del 10% a los bienes procedentes de China.

Los nuevos aranceles permanecerían en vigor “hasta detener esta invasión de drogas, en particular del fentanilo, y de todos los extranjeros ilegales en nuestro país”, explicó el presidente electo.

Por el momento no está claro si Trump cumplirá sus amenazas o si las está empleado como herramienta de negociación antes de asumir el cargo en enero. Pero, de llevarlas adelante, violaría el T-MEC que prohíbe imponer aranceles a los países miembros.

Aunque las autoridades mexicanas han centrado sus discursos en las consecuencias que tendría para Estados Unidos un alza en los aranceles, especialistas reconocieron que, de concretarse las amenazas, México cargaría con la peor parte por la alta dependencia que mantiene de su vecino del Norte.

El turbulento escenario llevó a la agencia calificadora Moody’s a modificar su perspectiva de crecimiento para México en el 2025 y llevarla de 1% a 0,6%, muy por debajo de los cálculos del gobierno, que estimó una expansión entre 2% y 3%, y de las proyecciones del Fondo Monetaria Internacional y el Banco Mundial, que proyectaron una tasa de crecimiento de 1,3% y 1,5%.

Moody’s afirmó en su reporte que la debilidad de la economía mexicana “empeorará” en 2025 ya que la “brecha comercial negativa del país se ampliará debido a que los aranceles estadounidenses reducirán la demanda de exportaciones mexicanas, pero también porque la economía de Estados Unidos crecerá más lentamente”.

En la actualidad el comercio transfronterizo entre México y Estados Unidos pasa por un buen momento con transacciones que superan los 800.000 millones de dólares anuales.

Los efectos también se sentirán en el sector financiero, en el flujo de remesas, y las inversiones debido a que algunas empresas estadounidenses podrían reconsiderar o cancelar sus planes de relocalización en México.

Ante la volatilidad que se desatará en los mercados el tipo de cambio y la tasa de interés se convertirán en los mecanismos de absorción del choque, lo que se traducirá en una depreciación del peso que inevitablemente se trasladará a la inflación.

Por segundo día consecutivo la moneda mexicana sufrió una depreciación que llevó la tasa de cambio al inicio de la jornada alrededor de 20,77 pesos por dólar. La volatilidad también persistió en el mercado bursátil que abrió con una leve caída.

Según la directora de análisis económico del grupo financiero local Banco Base, Gabriela Siller, de concretarse las amenazas de Trump y desatarse una guerra comercial México podría llegar a enfrentar el próximo año una inflación sobre 5% y una depreciación de la moneda que llevaría el tipo de cambio por encima de 23 pesos por dólar. México cerró en octubre con una tasa anual de inflación de 4,76%.