General Electric alguna vez lo hizo casi todo por la típica familia estadounidense: desde proporcionar gran parte de la televisión que se veía en casa hasta las bombillas y los electrodomésticos de los que dependían, la electricidad necesaria para alimentar los productos básicos del hogar, e incluso la hipoteca de alto riesgo que les permitió a muchos de ellos comprar sus hogares.

Ya no más.

Con la división de este martes en dos compañías, la disolución del poderoso ícono industrial se completó. La empresa fue fundada por Thomas Edison en 1892 y llegó a ser la compañía más grande y valiosa del mundo gracias a Jack Welch, alguna vez legendario pero ahora frecuentemente criticado CEO. Sin embargo, durante este siglo, la empresa se convirtió en un conglomerado inflado y en apuros, agobiado por acuerdos inoportunos que la dejaron con niveles de deuda inasequibles.
Pero en lugar de lidiar con esa deuda y solucionar sus innumerables problemas, gastó decenas de miles de millones en recompras de acciones y dividendos en un intento desesperado por respaldar la caída del precio de sus acciones.

Esa estrategia no funcionó y en 2018 fue expulsada del Dow Jones Industrial Average, el índice de 30 empresas diseñado para representar las acciones más importantes de Estados Unidos. Había sido un miembro original del índice y formó parte de él continuamente desde 1907. Fue reemplazado por el minorista de medicamentos Walgreens Boots Alliance.

Larry Culp fue elegido como CEO en 2018 y aceleró la empresa a un camino de reducir la deuda al separar y vender muchas de sus divisiones.

GE ya se había deshecho del 49% de NBC que aún poseía tras vendérselo al copropietario Comcast en 2013, y vendió su negocio de electrodomésticos a Haier, con sede en China, en 2016. Pero el ritmo de las desinversiones se aceleró bajo el mandato de Culp. En 2020, vendió su icónica unidad de bombilla, que había sido una de las bases del nacimiento de la empresa en el siglo XIX.

Otras unidades, como su negocio de arrendamiento de aviones, se vendieron a competidores, una medida que culminó con su otra poderosa unidad financiera, GE Capital, que había desempeñado un papel importante en el declive más amplio de la empresa, otorgando préstamos a una variedad de clientes y segmentos, incluidas las hipotecas de alto riesgo, y provocando que la empresa perdiera su calificación crediticia AAA en medio de la Gran Recesión del 2009.

Finalmente, en noviembre de 2021, GE anunció que tenía planes de dividirse en tres empresas independientes: GE Healthcare, que se escindió el año pasado, GE Aerospace, que fabrica motores a reacción, y GE Vernova, que comprende su negocio de generación de energía. GE Healthcare comenzó a cotizar en enero de 2023. El martes, las acciones de las dos empresas restantes comenzaron a cotizar en los mercados estadounidenses.

Motor General Electric GE9X en un avión Boeing 777X mientras gira para el primer vuelo, que tuvo que ser reprogramado debido al clima, en Paine Field en Everett, Washington, el 24 de enero de 2020. Crédito: Jason Redmond/AFP/Getty Images.

Las medidas de Culp ayudaron a revertir la tendencia de las acciones de GE, que habían caído un 45% en 2017 y otro 57% en 2018. Sus acciones casi se duplicaron, subiendo un 95%, en 2023, y otro 37% este año.

GE Aerospace conservará el antiguo símbolo bursátil de GE y a Culp como su director ejecutivo. No está claro cuánto tiempo permanecerá en ese cargo. Algunos han sugerido que podría ser el sucesor de Dave Calhoun, el CEO saliente de otra compañía estadounidense icónica y en problemas, Boeing. En una entrevista en CNBC este martes, Culp evadió una pregunta sobre si estaría interesado en ese trabajo, expresando su confianza en Boeing, que es un importante cliente de los motores de GE.

CNN