DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — El primer vicepresidente de Irán, Mohammad Mokhber, fue nombrado el lunes como presidente en funciones de la República Islámica tras la muerte del presidente, Ebrahim Raisi, en un choque de helicóptero en el noroeste del país.
Mokhber, de 68 años, ha ejercido un papel más discreto que otros políticos en la teocracia chií, pero las normas constitucionales colocaban a Mokhber en primera línea tras la muerte de Raisi. Estaba previsto que ejerciera de presidente en funciones unos 50 días antes de unas elecciones presidenciales obligatorias.
El líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, anunció el nombramiento de Mokhber en un mensaje de condolencias sobre la muerte de Raisi en el choque del domingo. El helicóptero fue encontrado el lunes en el noroeste del país.
Pese a ser menos conocido, Mokhber ha ocupado puestos importantes en la estructura de poder del país, especialmente en sus bonyads, u organizaciones benéficas. Esos grupos se vieron impulsados con donaciones o activos confiscados tras la Revolución Islámica de 1979, en especial los asociados al shah de Irán o los miembros de su gobierno.
Mokhber dirigía un bonyad conocido en inglés como Ejecución de la Orden del Imán Jomeini, o EIKO, en referencia al fallecido líder supremo ayatolá Rujolá Jomeini.
Según el Tesoro de Estados Unidos, esa organización controlaba miles de millones de activos como “gigante empresarial bajo supervisión directa del líder supremo Alí Jamenei, que tiene una participación en prácticamente todos los sectores de la economía iraní, incluidos energía, telecomunicaciones y servicios financieros”.
“EIKO ha violado de forma sistemática los derechos de los disidentes al confiscar tierras y propiedades de opositores al régimen, incluidos opositores políticos, minorías religiosas e iraníes exiliados”, indicó el Tesoro en una decisión de 2021 para sancionar a Mokhber. La Unión Europea también sancionó a Mokhber durante un tiempo por preocupaciones sobre el programa nuclear iraní.
Como responsable de EIKO, Mokhbar dirigió un esfuerzo de desarrollar una vacuna contra el COVID-19 durante el apogeo de la pandemia y prometió fabricar decenas de millones de dosis. Apenas una fracción de eso llegó al público, pero no se dieron explicaciones.
Mokhber había trabajado antes en banca y telecomunicaciones. También trabajó en la Fundación Mostazafan, otro bonyad que es un importante conglomerado que gestiona los negocios y grandes proyectos del país. En esa época se vio inmerso en una agria batalla legal entre los proveedores de telefonía móvil Turkcell y la sudafricana MTN sobre su posible entrada en el mercado iraní.
MTN terminó entrando en Irán. Una demanda posterior de Turkcell acusaba a Mokhber de buscar ayuda de MTN para conseguir “cierto equipamiento de defensa” a cambio de posiblemente trabajar con esa compañía en lugar de con Turkcell.
La operadora acusó a Mokhber de utilizar “una influencia inapropiada hasta e incluyendo la negociación con y en nombre del líder supremo en favor de MTN”. Un comunicado de MTN más tarde dijo que no se habían hecho entregas de armas, aunque reconoció que Mokhber había jugado un papel en la decisión iraní de optar por MTN.
Reportes en medios iraníes sugirieron que Mokhber, que tiene un doctorado en derecho internacional, fue crucial en los esfuerzos iraníes para eludir las sanciones occidentales a su industria petrolera.
Mokhber es miembro del Consejo de Intereses de Irán desde 2022, un organismo que asesora al líder supremo y resuelve disputas entre el parlamento y el Consejo de Guardianes, el organismo supervisor iraní y que también controla las elecciones del país.
Mokhber nació el 1 de septiembre de 1955 en Dezful, en la provincia suroccidental iraní de Khuzestan, en una familia de religiosos. Sirvió como oficial en el cuerpo médico de la Guardia Revolucionaria durante la guerra entre Irán e Irak de la década de 1980, según el grupo de presión Unidos Contra un Irán Nuclear (UANI, por sus siglas en inglés).
“Mokhber utilizó la inmensa riqueza acumulada por EIKO —a expensas del pueblo iraní— para recompensar a funcionarios del régimen como él”, dijo UANI. “Gestionar la red clientelar le acercó al líder supremo, pero a un precio”.
Los periodistas de Associated Press Amir Vahdat y Nasser Karimi en Teherán, Irán, contribuyeron a este despacho.