Xóchitl Gálvez —candidata a la presidencia de México por la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD)— plantea como parte de su política social y de salud otorgar dos tarjetas: Mexicana, para mujeres en condición de vulnerabilidad; y Mi Salud, para quienes tengan alguna necesidad en esta materia.
¿Qué es la tarjeta Mexicana?
Entre las propuestas que se pueden encontrar en la página web de la candidata, en la sección de mujeres, está la referente a la tarjeta Mexicana. De acuerdo con lo ahí señalado, a toda mujer en situación de vulnerabilidad se le depositarán cerca de US$ 300 (5.000 pesos) mensuales para que le ayude a solventar sus gastos.
¿Quiénes serán beneficiarias?
En la presentación de sus propuestas a las mujeres, el pasado 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, Gálvez señaló que una mujer en vulnerabilidad “puede ser una adolescente o puede ser una mujer madre soltera, una mujer violentada o puede ser una mujer de 50 años que esté en una condición complicada”.
Para definir a la población objetivo de este programa —que pondría en marcha de ganar la presidencia— la candidata explicó que invitará a las universidades y a especialistas en trabajo social “a que hagan estudios socioeconómicos, estudios de vulnerabilidad y nos propongan quiénes deben de ser las personas que tengan acceso a esta tarjeta sin importar a qué partido pertenecen, sin importar en qué lugar del país viven”.
Y agregó que, aunque ya hay una tarjeta para madre solteras, existen otras mujeres en condición de vulnerabilidad.
Durante el primer debate presidencial, Gálvez volvió a tocar el tema de la tarjeta Mexicana y dijo que va a “subir” tres programas más a la Constitución: el de alimentación, el de mujeres y la beca universal.
También explicó que la Mexicana se le dará a mujeres en condición de vulnerabilidad; por ejemplo, a las que sufran violencia “para que empiecen a desarrollar una vida propia en lo que ellas pueden salir de la violencia. Pero no será para siempre”.
Con respecto a por cuánto tiempo se otorgaría el apoyo, o si se condiciona a ciertos aspectos como se hacía con el Seguro Popular, la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México no ha dado mayores detalles. Tampoco ha dicho de dónde saldría el dinero público para esto.
¿Qué opinan algunos especialistas sobre la tarjeta Mexicana?
Al respecto de esta propuesta de la tarjeta Mexicana, el director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), Rodolfo de la Torre, dice que un punto positivo es que reconoce que no se puede distribuir el dinero igual para todos, como pasa con la Pensión Universal para Personas Adultas Mayores, porque “hay que darle los apoyos a quienes más los necesitan”, según su opinión.
Para De la Torre, hablar de un universo así de mujeres vulnerables, sin definir la vulnerabilidad, no es caer en una generalidad. Dice que las personas vulnerables son aquellas a quienes les cuesta más trabajo enfrentar una situación adversa como el desempleo, la inflación, la enfermedad o la violencia.
Lo que sí dice es que es correcto definir cómo distribuir estos apoyos a través de ciertos estudios que pueden involucrar universidades o expertos en los temas, y se pueden definir criterios para recibirlos. El académico cita que un criterio puede ser la zona en la cual se vive. “Si, por ejemplo, no se tiene infraestructura de salud o de educación o realmente no hay generación de empleos de calidad”.
El especialista acota que se debe definir por cuánto tiempo se va a otorgar el apoyo, algo que la propuesta no precisa. Y puntualiza que esta tarjeta debe ir acompañada de políticas sociales en educación, salud, lucha contra la violencia, entre otros.
“Los apoyos monetarios son realmente un complemento a políticas más fundamentales”, puntualiza De la Torre.
Para el académico Saúl Arellano, del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este tipo de propuesta como la tarjeta Mexicana se hace porque las transferencias monetarias son muy atractivas para la población y porque son relativamente fáciles de implementar.
“Lo único que necesitas es un padrón, una institución financiera y recurso, no te implica más como gobierno”, asegura Arellano.
Pero el especialista remarca que, aunque en países como México son necesarios estos programas, solo hay que aplicarlos de forma temporal. En la propuesta de la candidata no está establecida la temporalidad. Además, estos programas, coincide, deben ir acompañados de políticas públicas, “porque la violencia no la vas a resolver con 5.000 pesos al mes (US$ 300)”.
La tarjeta Mi Salud
En el documento de propuestas de Xóchitl Gálvez, disponible en su sitio web, una de las propuestas destacadas en el tema de salud es la implementación de otra tarjeta: Mi Salud.
¿Qué es y para quién?
Esta, dice el documento de propuestas, “dará acceso a las personas para atenderse en la clínica que quieran, además de todas las medicinas y tratamientos que necesiten”.
Durante el primer debate presidencial, Gálvez señaló que, en materia de salud, va a volver el Seguro Popular y va a financiarse la atención médica con esta tarjeta. “Y si por alguna situación no te dan los medicamentos, podrás ir a un hospital público o privado”, aseguró.
La candidata también dijo que se usará esta tarjeta mientras se vuelve a rehacer todo el sistema de salud y el sistema de abasto de medicamentos. “Yo creo en la educación pública, creo en la salud pública y creo en los hospitales públicos, pero hoy eso es un desastre. Así es que vamos a tener que echar mano del sector privado en lo que recuperamos el sistema público”, afirmó durante el primer debate.
Gálvez puntualizó que esta tarjeta se pagará con dinero del erario. Aunque no detalló de dónde vendrán los recursos.
¿Qué opinan algunos especialistas sobre Mi Salud?
Rodolfo de la Torre, del CEEY, dice que será difícil que esta propuesta sea viable. Argumenta que el sector privado de hospitales y clínicas es pequeño como para atender a la población que usa los servicios públicos.
“Este (la cuestión del acceso a la salud y los medicamentos) es un claro caso de que con una tarjeta no van a resolver los problemas. La gran mayoría de las personas no tiene cercano un hospital privado o un especialista privado y esto lo que significa es que va a ser muy difícil el acceso”.
El problema de fondo, señala De la Torre, “es que no ha habido suficiente inversión en el sistema de salud público y, más que subsidiar el uso de un sector privado muy pequeño, lo que se requiere es mejorar la cobertura y la calidad del sistema de salud público”.
Arellano, de la UNAM, coincide y asegura que esto solo va a ampliar las inequidades.
“No es y no va a ser lo mismo el acceso a la salud, con esa tarjeta, para una persona que vive en la Ciudad de México y podría optar por ir al Hospital Inglés, al San Angel Inn, que una persona que vive en Batopilas, Chihuahua, uno de los municipios más pobres, donde ni clínica hay”.
El académico reitera también que lo que se requiere es invertir en el sistema de salud y plantear de dónde van a salir los recursos para esto. “Lo que hay que generar es un sistema público, robusto, de cobertura universal, con equipamiento básico en todo el país y con un sistema preventivo de salud”.
CNN