El gobierno mexicano decidió posponer hasta enero del próximo año el recorte de 17% del número de vuelos en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México (AICM), el de mayor tráfico aéreo del país, tras los cuestionamientos que hicieron asociaciones locales e internacionales que advirtieron que la medida afectaría las operaciones, la conectividad, y el turismo.

La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, el AICM y la Secretaría de Marina (Semar) anunciaron el miércoles en un comunicado conjunto que se aplazará hasta el 8 de enero la reducción del número de vuelos por hora de 52 a 43 en el aeropuerto capitalino, medida que inicialmente se había previsto que entraría en vigor el 29 de octubre. La terminal aérea fue diseñada para manejar aproximadamente 61 vuelos por hora, pero esa cifra fue recortada a 52.

El gobierno indicó que la medida de reducción de vuelos “no aplicará a vuelos internacionales”.

Tanto la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) como la Cámara Nacional de Aerotransportes habían rechazado en los últimos días la medida, que fue anunciada a finales de agosto, alegando que se tomó sin respetar los procedimientos consultivos con los operadores y usuarios, y evaluar los riesgos técnicos y operacionales y el análisis de los expertos.

Las asociaciones empresariales alertaron de que la reducción de los vuelos afectaría negativamente a los pasajeros, a las aerolíneas y a los trabajadores del sector.

El AICM tiene problemas de mantenimiento, y algunas áreas se han inundado o se perciben olores de aguas residuales en ellas. Pero la Cámara Nacional de Aerotransportes dijo que eso se debe a que el gobierno usa los ingresos del puerto aéreo para pagar por la cancelación de la construcción de otro aeropuerto.

La IATA también cuestionó la decisión que tomó el año pasado el gobierno mexicano de reducir la capacidad del terminal capitalino de 62 a 52 vuelos por hora, y planteó que el problema principal en el AICM no es la capacidad de operaciones, sino la antigüedad y el deterioro de la infraestructura que requiere intervención inmediata para modernizar las terminales 1 y 2.

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo en diciembre de 2018, casi de inmediato canceló el proyecto de su predecesor Enrique Peña Nieto para un nuevo aeropuerto de mayor tamaño en el cercano municipio de Texcoco, el cual ya estaba parcialmente construido.

En su lugar, López Obrador construyó una nueva terminal en una base aérea del Ejército ubicada mucho más al norte, pero en general los pasajeros y las aerolíneas no han querido utilizar ese aeropuerto, llamado Felipe Ángeles, porque está más lejos.

AP