En un momento como el actual, hace cuatro años, gran parte del planeta comenzó a oir hablar de ‘fake news’ y el fenómeno de la ‘desinformación’. La inesperada victoria de Donald Trump en EEUU y los escándalos que siguieron a este hecho hicieron que todo el mundo viera el peligro de la propaganda y la información falsa en el gran tablero de internet, centrado en las redes sociales. Pero en 2020 ni los actores más amenazados y señalados por estas prácticas han conseguido acabar con ellas, todo lo contrario. Facebook se prepara para los días posteriores a las elecciones de EEUU con medidas extremas, solo probadas en lugares de riesgo como Sri Lanka o Myanmar y sigue en el punto de mira.
La noticia saltaba este lunes en las páginas de The Wall Street Journal. Con el miedo a un estallido social tras los comicios que decidirán el futuro de Donald Trump y Joe Biden surcando todo EEUU, se confirmaba que la red social por excelencia está dando órdenes a sus equipos para que se preparen como en situaciones extremas para poder parar o hacer frente a una posible avalancha de noticias falsas, rumores con objetivo de intervenir en la situación del país e intentos de desestabilización. Para ello cuenta con una batería de medidas técnicas que ayuden a minimizar la viralidad o a revisar al detalle cada contenido polémico, pero ni con esas consiguen contentan a los expertos más escépticos que tienen una gran duda: ¿puede Facebook a día de hoy para un ataque como el que vendría si la situación estalla?
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Carlos Barragán
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Aunque la noticia saltase este lunes, a pocos días de las elecciones, lo cierto es que Facebook lleva en el punto de mira de las elecciones desde hace semanas. Lo ocurrido hace cuatro años no se olvida, pero también se mira con lupa su posible papel si tras los comicios uno de los candidatos decide no aceptar el resultado o algo similar, el famoso ‘boicot’ alentado, especialmente, por los entornos de Donald Trump.
Ya a principios de octubre en el medio Recode destapaban que políticos del partido demócrata estaban desesperados tras reunirse con directivos de la red social ante la falta de preparación para lo que venía, y los artículos hablando sobre si Facebook está intentando luchar contra cualquier interferencia o es todo de cara a la galería, no han parado de aparecer. En Recode se decía que la plataforma no contaba con un plan de actuación si se impugnan las votaciones, pero no es la única actuación que no ha gustado. Facebook anunció que vetaría los anuncios de contenido político, pero solo tras las elecciones y la polémica medida que acabó con el veto a un artículo del New York Post tampoco ha gustado a nadie.
Protesta contra Mark Zuckerberg y Facebook tras el estallido de la polémica de Cambridge Analytica. (Foto: Reuters)
Además, por si el debate fuera pequeño a estas alturas, la compañía también amenazó hace solo unos días a un grupo de investigadores universitarios que intentaban estudiar el uso político de los anuncios de Facebook asegurando que acudirían a los tribunales si seguían investigando. La compañía defiende que el proyecto viola los términos de servicio de Facebook, pero este tipo de polémicas solo enturbian más la posición de Facebook ante estas elecciones. Y lo que es peor, muchos ya ven esta batalla como algo perdido.
Un monstruo demasiado grande
Uno de esos expertos es Marcelino Madrigal, informático y experto en desinformación y análisis de redes sociales. Para él, las medidas de Facebook son interesantes pero su efectividad, a día de hoy puede ser muy baja. “Han hablado de bloquear los anuncios durante una semana y otras medidas similares, pero creo que ahora mismo eso sirve de poco, hace mucho tiempo que la ‘publicidad política’ no son los ‘anuncios'”, comenta en conversación con Teknautas. Para este experto, como también explicaban en Recode, son como poner tiritas en una herida que necesita puntos de sutura. “Un anuncio es vota o no votes, pero ahora la desinformación se mueve de otra manera tanto dentro como fuera de Facebook”.
Madrigal pone el ejemplo claro de la polémica sobre Hunter Biden, el hijo de Joe Biden, que se ha convertido en la última arma contra la candidatura demócrata. Una historia sobre un hecho que supuestamente relacionaría a Hunter con Ucrania y un trato de favor de su padre cuando aún era vicepresidente. Nada de esto ha sido probado, pero los rumores aparecen por toda la red tanto de un lado como de otro (se dice que podría ser un intento de ingerencia rusa) y ha levantado una gran polvareda al descubrirse que Twitter y Facebook habían censurado un artículo relacionado con esto y que había aparecido en el New York Post.
“Es un caso claro de cómo están ahora mismo las redes sociales. En lugares como Facebook, los usuarios que buscan desinformar aparecen pasivamente y distribuyen su propaganda por otros canales. Cuando la historia aparece en estas redes ya lo hace de forma diseminada como un rumor o un supuesto hecho probado que cuelgan usuarios de todo tipo”, añade Madrigal. “No son tontos. Saben que la población de FB ha envejecido y los mensajes se adaptan a esto. A estas redes llegan los ecos de lo que se mueve, por ejemplo, en foros como Gab (una especie de Twitter lleno de fans de la ‘alt-right’ y que en España está copado por el entorno de Vox)”.
Los datos sobre este ejemplo apuntalan la opinión de Madrigal. Pese a no contar con anuncios pagados y recibir el bloqueo de la plataforma, según el medio Vice, la historia de Hunter Biden llegó a 54 millones de visitas en Facebook impulsada por un total de 200 páginas y grupos con un seguimiento combinado de 13 millones de usuarios. Una cifra que demuestra lo lejos que están las grandes redes de poder controlar la desinformación. “¿Es esta historia un anuncio? No, igual que tampoco lo es un rumor que diga que Trump es un mujeriego, pero se puede utilizar como propaganda e incluso tener más impacto. Y la verdad que es muy difícil parar todo esto cuando has estado alimentando el monstruo durante años”.
Joe Biden y Hunter Biden en un acto cuando el primero aún era vicepresidente de EEUU. (Foto: Reuters)
La información de los Biden también apoya esta idea. Cuando los investigadores del grupo de análisis de redes sociales Avaaz descubrió el alcance de la noticia en Facebook, también vio que los 200 espacios que la habían difundido llevaban tiempo relacionados con la desinformación y a pesar de las afirmaciones de Facebook sobre tomar medidas enérgicas contra los difusores de desinformación, los grupos habían recibido 4,25 veces más interacciones en los 12 meses previos a estas elecciones que en el mismo periodo de hace cuatro años.
¿Qué puede llegar a pasar?
Sobre qué puede pasar si al final estalla una situación de caos en EEUU, Madrigal cree que las redes podrían hacer más para frenar la desinformación, pero al igual que sobre lo que hará o no hará Donald Trump, hay pocos analistas que se lancen a vaticinar qué puede ocurrir. Desde Facebook han dado bastante información sobre las medidas que tomarán, como que trabajarán con fuentes externas respetadas como Reuters para hablar de las elecciones y marcarán cualquier publicación prematura sobre los resultados con un enlace a esas fuentes confiables. También han anunciado que prohibirán la propaganda política que declare falsamente una victoria prematura.
Esto y la ya filtrada preparación para una situación de riesgo extremo deberían ser suficientes para frenar la utilización de las redes del gigante de Mark Zuckerberg como trampolín para generar caos o desestabilizar el país. Pero lo ocurrido con el caso de Hunter Biden, la aparición de supuestos cibercriminales iraníes en campañas de falsos correos electrónicos de grupos de la extrema derecha o la explosión de las ‘fake news’ entre el electorado hispanohablante vuelven a poner en la diana todos estos espacios. Tras cuatro años de preparación, las redes sociales vuelven a enfrentarse a uno de sus peores enemigos.
Fuente: El Confidencial