Camila Jaber es la buceadora en cuevas y en aguas profundas más destacada de México, y ostenta récords nacionales con unos impresionantes 58 metros sin aletas y 82 metros con aletas, permaneciendo menos de tres minutos bajo el agua, sin equipo de oxígeno. Cuando bucea, la “sirena mexicana”, de 26 años, se sumerge en un mundo completamente diferente: “Estar bajo el agua me hace feliz. Esta calma, esta paz increíble, este silencio”, dice a DW.

Pero ese mundo está ahora en peligro. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador está perturbando ese silencio al propagar con bombos y platillos su prestigioso proyecto: el “Tren Maya”, que atravesará la península de Yucatán a finales de 2023 y recorrerá más de 1.500 kilómetros, desde los balnearios de la costa caribeña hasta los antiguos templos mayas.

Jaber es la figura más destacada de los opositores al Tren Maya: “Este proyecto destruye la biodiversidad y los ecosistemas con vegetación, como en el Amazonas, todo ello a expensas de los pueblos indígenas que viven allí, con consecuencias fatales también para todo el mundo”, explica la deportista e ingeniera en recursos hídricos.

Críticas al proyecto turístico
La ruta del Tren Maya pasa a pocos metros de su cueva favorita, el paraíso verde turquesa de los cenotes. Jaber nació muy cerca de allí, en Ciudad del Carmen. Llegó a los ocho años a la localidad turística de Playa del Carmen, conocida por sus playas rodeadas de palmeras y sus arrecifes de coral.

Solo con oír el término “tren maya”, la apneísta se enfada: “Para empezar, es mucho más que un tren, porque detrás hay un gran monstruo económico que está causando grandes daños a muchos pueblos. Pero, sobre todo, no es ‘maya’, porque el proyecto viola todo lo que constituye su cultura, es decir, preservar la cultura, la tradición y el espacio vital”, subraya.

“Seguiré protestando porque mis triunfos y récords deportivos no valen nada si no me pronuncio sobre un proyecto así. Mi notoriedad me protege, pero muchos opositores al Tren Maya son intimidados, agredidos y amenazados de muerte”.

México, país peligroso para periodistas y activistas
Por algo México tiene la triste fama de ser el país más peligroso de América Latina para activistas medioambientales y periodistas. La víctima más reciente fue Abisai Pérez Romero, que apareció sin vida junto a su bicicleta en un camino de grava cerca de la ciudad de Tula, hace quince días. El joven de 29 años investigaba delitos contra el medioambiente, y las autoridades quisieron archivar su muerte como un accidente.

“Ser periodista en México significa tener miedo y coraje al mismo tiempo, y huir constantemente cuando no tienes otra opción para protegerte a ti y a tu familia. Pero, sobre todo, impunidad e inacción por parte de las autoridades, cuyo deber debería ser protegerte”, afirma Balbina Flores en entrevista con DW. La periodista es representante de Reporteros sin Fronteras en México desde hace casi veinte años.

En estas dos décadas, más de 150 periodistas han sido asesinados, y el índice de investigación de esos crímenes tiende a cero. López Obrador había prometido cambiar esta situación. En cambio, ahora no solo se dedica a desprestigiar a los periodistas cada miércoles, sino también todos los días, en el formato “Quién es quién en las mentiras” -contra críticos presuntamente, según él, poco profesionales- denunciando supuestas noticias falsas y atizando los ánimos contra la prensa. Para AMLO, la prensa es simplemente “unilateral, injusta y un desperdicio del periodismo”.

Los ataques del presidente mexicano podrían interpretarse como un llamado a sacar del camino a los críticos de su gobierno, temen muchos, entre ellos, 180 escritores y periodistas firmantes de una convocatoria, en diciembre de 2022, para que AMLO termine con sus ataques a la prensa. “Yo no polarizo, yo politizo”, fue la respuesta del mandatario a ese llamado.

Asimismo, la campaña “Abrazos, no balazos”, iniciada por AMLO hace cinco años, fue un error de cálculo, según expertos.

“El presidente no tiene una estrategia de seguridad clara”, dice a DW Tyler Mattiace, de Human Rights Watch. “Ha disuelto la Policía Federal, mientras que el Ejército no sabe, en realidad, qué hacer. Y luego está el Poder Judicial, considerado corrupto por el presidente, y en el que no confía. Por eso su clara estrategia es eludir al Poder Judicial tanto como le sea posible”.

Los lugares más peligrosos del mundo, casi todos en México
En 2022 hubo 85 asesinatos diarios en México, lo que el gobierno incluso trata de vender como un éxito frente al año anterior, con 91 por día. Andrés Manuel López Obrador se encamina hacia la increíble cifra de 200 mil asesinatos al final de su mandato, en septiembre de 2024. Y, por si todo esto fuera poco, un estudio nombró recientemente a Colima, una localidad de 140.000 habitantes, la ciudad más violenta del mundo. Entre las diez ciudades más peligrosas del mundo, nueve están en México.

A eso se suma que “miles de personas desaparecen simplemente en México cada año. Actualmente se registran 110.000 desapariciones. La tortura sistemática sigue siendo estándar en las prácticas de las fuerzas de seguridad, y la mayoría de los delitos quedan impunes. Un 98 por ciento de todos los crímenes nunca llegan a ser esclarecidos por la justicia”, señala Mattiace.

“Los delincuentes en México saben que no hay consecuencias por la forma en que abordan los problemas. Y como los grupos criminales ya controlan gran parte del país, los conflictos aquí se siguen resolviendo con violencia. Hoy existen de 10 a 20 grupos criminales repartidos una ciudad como un gobierno de facto que solía estar controlado por uno o dos de estos grupos. Y el gobierno hace poco porque quienes están en el poder a menudo son parte de estas redes criminales”, concluye el experto de Human Rights Watch.

(gg/cp)

Autor: Oliver Pieper