MEXICO.- Cuando Ada Alicia Zamora escuchó en las noticias que se aproximaba un frente frío hacia Ciudad Juárez salió corriendo a comprar gas licuado para sus tanques. En su casa también tiene el servicio de gas natural, pero es muy caro y prefiere calentar las dos plantas con ambos métodos.
“No pensé que eso me salvaría de pasarla mal con el frío”, cuenta.
El apagón masivo que afectó a 4.7 millones de personas en el norte de México sorprendió a la región que incluyen los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila y Zacatecas, donde nunca faltaba el gas natural necesario para la generación de energía eléctrica… ¡hasta ahora!
El presidente Andrés Manuel López Obrador explicó que esto se debe a que en los dos sexenios anteriores se apostó en comprar gas natural a Estados Unidos en lugar de producir en casa y al haber escasez en Texas el impacto llegó hasta México por lo cual pidió no usar el gas desde la seis de la tarde en adelante y pidió paciencia mientras cocina una reforma energética de autoproducción.
Sus detractores no están de acuerdo.
En Ciudad Juárez, donde vive Ada Alicia Zamora, el apagón les cayó de sorpresa a la par de una nevada y a muchos los agarró desprevenidos, sin opciones. El año pasado vivieron algo similar en pleno verano aunque por otro clima extremo: el calor con temperaturas de 50 grados centígrados.
Las calles de las zonas más empobrecidas se llenaron de colchonetas para dormir por la noche, a pesar de los riesgos, porque simplemente era imposible dormir sin aire acondicionado ni ventiladores porque la luz es motor de ambas opciones; ahora, con 10 grados bajo cero, las alternativas se redujeron a echarse arriba cobijas, calentadores de gas LP o leña. O los hoteles.
Eduardo Ramos Morán, presidente del Consejo Coordinador Empresarial local, informó que los 27 hoteles juarenses que han creado la infraestructura para no depender de la Comisión Nacional de Electricidad se llenaron totalmente por familias que buscaron un refugio a las inclemencias del frío sin electricidad y sin agua porque una depende de la otra.
Ada Alicia Zamora supo de varias de sus compañeras de trabajo que tuvieron que comprar agua en pipas para llenar tambos de agua de 200 litros para el aseo y los supermercados comenzaron a tener problemas de abastecimiento del líquido purificado; los vendedores de gas licuado tampoco se daban abasto frente a largas filas.
“Cuando uno cree que no se puede estar peor es porque no tiene idea de la vida”, advierte Ada Alicia Zamora, quien es enfermera y ha visto de cerca los estragos del coronavirus y la pandemia.
Aquella noche del 15 de febrero, cuando el apagón fue general, ella prendió sus velas y se dispuso a cenar junto con su hija y el nieto. Prendió sus tanques con gas LP y durmió a gusto de ser precavida, pero, ¿cuánto le durará esta precaución? Una semana, quizás, después… Dios dirá. ¿Habrá desabasto?¿seguirán los apagones?
¿Qué pasó?
La nevada en Estados Unidos registrada en la última semana generó un aumento en la demanda de gas natural y generó daños en la infraestructura para el transporte y la distribución del hidrocarburo. En menos de una semana, la demanda de gas pasó de un 14 % al 41 % en el sur del país.
Esto disparó el costo del gas natural alrededor de 5000 %. Pasó de tres dólares por millón de BTU (unidad térmica británica) hasta los 300 dólares en lugares como Texas y Oklahoma, entidades productoras de gas natural.
Entonces, la Comisión Federal de Electricidad decidió no comprar el gas a ese precio. “Prefirió comerse los apagones”, señaló el analista del tema energético Gonzalo Monroy. “Esto se debe decir muy claro porque en los mensajes que ha dado parece como si las empresas de EEUU no le hubieran querido vender”.
Otro factor que explican los apagones, dijo, es que México debió de invertir en el almacenamiento de gas natural y eléctrico para evitar irrupciones en el servicio y no lo hizo porque “decidió cancelar esos proyectos por la política de austeridad”.
La Administración de Información Energética de EU reconoce que su vecino es el sexto país del mundo con más gas y petróleo lutita, mejor conocido como shale, detrás del mismo EU, China y Argentina pero carece de infraestructura porque la CFE no invirtió en ella.
La privatización del gas natural había iniciado en los año 90 con la apertura de algunos de los procesos de producción, pero fue hasta la Reforma Energética que se permitió la celebración de contratos y alianzas con empresas privadas nacionales y extranjeras para que inyectaran más dinero en áreas como la construcción de ductos a pesar de las críticas.
Según el estudio ‘Los efectos de las reformas del mercado de gas natural en México sobre sus precios, ventas y comercio exterior’, desarrollado por los investigadores Francisco Ortiz Arango, José Carlos Ramírez, Juan Rosellón, de la Universidad Nacional Autónoma de México la reforma energética derivó en la construcción de más gasoductos para aumentar las importaciones de gas de EU.
“Esta dependencia es un riesgo, no solo por las consabidas razones geopolíticas, sino porque puede afectar el suministro a precios razonables de un producto que atraviesa la matriz energética del país”, advertían los investigadores.
La llegada de AMLO al poder frenó la Reforma Energética que tenía un plan quinquenal no sólo para transportar el gas, sino para almacenarlo y tener reservas. De hecho, a su llegada al poder, recibió una reserva de gas excedente que podría alcanzarle para 30 años, según dijo en una conferencia de prensa de octubre del año pasado.
“Compraron gas al por mayor, por el negocio y tenemos gas de sobra por lo que queremos venderlo a Asia”, dijo.
Ahora se le cuestiona qué hizo con esa reserva que podría servir en esta crisis en que el gobierno de Texas pidió a las empresas no vender gas al exterior hasta el 21 de febrero con posibilidades de ampliar el periodo si siguen en problemas.
En tanto en Ciudad Juárez, el hijo de Ada Alicia Zamora busca tanques de gas butano para la calefacción y cargadores de pilas powerbank para los celulares. Y muchos garrafones de agua. Por si acaso las medidas del presidente y el gas que logre traer de fuera no es suficiente.
La Opinión