El pasado 3 de febrero, el U.S. Immigration Policy Center de la Universidad de California, el NILC (Centro Nacional de Leyes de Inmigración), el CAP (Centro para el Progreso Americano) y la comunidad de jóvenes de la organización UWD (United We Dream) dieron a conocer un nuevo estudio acerca de los ‘dreamers’, personas que entraron a EE.UU. antes de cumplir los 16 años de edad, la mayoría de ellos adscritos al DACA (Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia).
La encuesta destaca que el 91,6 por ciento de los inmigrantes indocumentados están “seriamente preocupados” por su futuro en EE.UU. Y no solo eso. Los jóvenes temen por su integridad física, su seguridad alimentaria y ser deportados a su país de nacimiento si no les regularizan su estatus legal de permanencia.
Además de estas visicitudes, los ‘soñadores’ temen por la incertidumbre de que sus familias no tengan acceso a atención médica o educación. Muchos de estos miedos datan del año 2012, cuando fue creado el programa DACA bajo la administración del ahora expresidente de EE.UU., Barack Obama; desde entonces, el Congreso ha discutido incansablemente la posibilidad de un camino a la ciudadanía, pero no se ha logrado.
Según la muestra del estudio, 9 de cada 10 encuestados asiste a la escuela o está empleado en algún trabajo. Muchos de ellos, ya tienen un éxito consolidado en sus áreas de interés, pero siguen preocupados porque eso termine de la noche a la mañana.
Hasta ahora, los beneficiados con DACA que, según estimaciones podrían ser hasta 840.000 jóvenes, pueden acceder a un amparo temporal de deportación y una autorización de empleo, el cual es renovable cada dos años; sin embargo, el mismo estudio revela que esa no es una solución permanente.
El surgimiento de la pandemia del covid-19 también es un factor importante a considerar, según el estudio, puesto que muchos de los ‘soñadores’ también fueron afectados económica y socialmente más que otros grupos vulnerables en el país. Según expertos en inmigración, los ‘dreamers’ viven con una incertidumbre legal y política con el DACA.
Algunos otros datos abrumadores de la encuesta revelaron que más del 96 por ciento temen a ser deportados a su país de nacimiento; el 40,1 por ciento de los encuestados piensa, al menos una vez al día, que puede ser detenido o deportado; mientras que el 48,6 por ciento piensa, al menos una vez al día, que uno de sus familiares puede ser detenido o deportado.
Durante su campaña rumbo a la Casa Blanca, el presidente Joe Biden prometió que lucharía por cambiar las leyes de inmigración vigentes y ofrecer una solución a las personas que viven de manera irregular en EE.UU. Hasta ahora, no se ha logrado un cambio sustancial para los ‘dreamers’, a pesar de que los demócratas gozan de una mayoría en la Cámara Baja y el Senado en Washington.
El plan de Biden de impulsar el U.S. Citizenship Act of 2021, que pretende darle un alivio a más de 11 millones de inmigrantes sin autorización, ha quedado solo en palabras. La pandemia del covid-19 redirigió las prioridades del demócrata y también se enfrentó a una gran barrera puesta por el Partido Republicano, hasta ahora, inquebrantable.