“Brasil ha vuelto” ha sido el lema de Luiz Inácio Lula da Silva durante la mayor parte de este año, en el que el presidente ha presentado a Brasil -y a sí mismo- como líder del Sur Global, que ya no se conforma con el funcionamiento anticuado del mundo.
Lula frustró el año pasado el intento de reelección del expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, que mostró escaso interés en la geopolítica o la diplomacia en sus cuatro años en el cargo. Lula, en cambio, ha recorrido el mundo y visitado 21 países en los últimos meses, de Estados Unidos a China, de Italia a India, de Argentina a Angola. Ha intentado reforzar las credenciales de Brasil con cada visita estatal y cada discurso, de un foro internacional a otro.
El martes, su comparecencia ante la Asamblea General de Naciones Unidas supondrá su regreso a esa sala por primera vez desde 2009, el último año de su segundo mandato.
“Veremos referencias al mensaje de ‘Brasil ha vuelto’, ya que Brasil busca presentarse de forma más amplia como un país que no sólo quiere preservar, sino liderar las reformas del sistema multilateral en los próximos años”, dijo Oliver Stuenkel, profesor asociado de relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas, una Universidad de Sao Paulo.
La victoria electoral de Lula el año pasado fue la más ajustada en la historia moderna brasileña, y el riesgo de una fuerte polarización de la joven democracia brasileña se hizo evidente incluso después de que asumiera el cargo, cuando los partidarios de Bolsonaro asaltaron la capital en un intento de expulsarle del poder.
Muchos pensaban que Lula tendría que quedarse en casa para centrarse exclusivamente en asuntos internos y sanar una sociedad dividida. Pero lo ha compaginado con una gira vertiginosa más habitual del segundo mandato de un presidente.
En sus viajes, Lula ha presionado por una gobernanza global que dé más margen al Sur Global y defendido que se reduzca la dependencia del dólar en el comercio. Ha dejado claro que Brasil no tiene intención de alinearse con Estados Unidos o con China, las dos mayores economías del mundo y principales socios comerciales de Brasil.
También se ha negado a sumarse a Washington y el oeste de Europa en su respaldo a la lucha de Ucrania contra la invasión rusa, y en lugar de eso ha pedido que un grupo de naciones medie en las conversaciones de paz.
Cuando Lula asumió el cargo en enero, algunos miembros del gobierno de Joe Biden esperaban que se convirtiera en un firme aliado de Estados Unidos, pero ha habido un reconocimiento de que es más bien un socio que “no cambiará de forma fundamental su visión del mundo”, indicó Brian Winter, experto en Brasil y vicepresidente del Consejo de las Américas, con sede en Nueva York.
Biden y Lula tenían previsto reunirse en Nueva York el miércoles y participar en un evento con organizadores sindicales, según dijo el viernes a la prensa el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan. Los presidentes de Brasil y Estados Unidos, que ofrecen el primer y el segundo discurso en la Asamblea General, también suelen charlar unos minutos antes entre bambalinas.
Las diferencias de Lula con Washington quedaron sobre la mesa este fin de semana cuando retomó las relaciones con Cuba y condenó la política de Washington hacia la isla caribeña. El mandatario también visitó en mayo a Nicolás Maduro en Venezuela, donde dijo que las acusaciones de autoritarismo en el país derivan de un relato falso, pese a las detenciones políticas y las interferencias en elecciones, así como amenazas a periodistas.
Lula no es el único con ambiciones de traer su visión para el mundo en desarrollo. El primer ministro de India, Narendra Modi, ha intentado hacer lo mismo y dijo el mes pasado en un discurso por el día de la independencia que “India se está convirtiendo en la voz del Sur Global”.
E India tiene más importancia económica y estratégica en el mundo que Brasil, lo que complica las aspiraciones de Lula de interpretar ese papel, señaló Thomas Traumann, analista político brasileño.
Lula tendrá su oportunidad de recibir a líderes extranjeros para un importante foro multilateral en los próximos años, ya que acogerá el G20 el año que viene y probablemente la conferencia climática de la ONU en 2025.
Lula ya ha sido al menos “una de las voces más importantes en la defensa o transformación de la arquitectura política y económica establecida tras la II Guerra Mundial”, si no la más importante, señaló Paulo Peres, politólogo en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. Se espera que su discurso del martes refleje demandas ya expresadas por Brasil, como un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como los esfuerzos de Lula de todo el año.
La periodista de AP Eleónore Hughes contribuyó desde Río de Janeiro y Aamer Madhani desde Washington. David Biller es director de noticias en Brasil para The Associated Press, con sede en Ríoo de Janeiro. Puede seguirle en http://twitter.com/DLBiller
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