Miami, 20 feb (EFE).- “Elizabeth Ann”, una hembra de hurón de patas negras (Mustela nigripes), es el primer ejemplar clonado de una especie nativa de Norteamérica en peligro de extinción y la esperanza de científicos y conservacionistas para recuperar la especie.
Creada a partir de las células congeladas de “Willa,” un hurón de patas negras salvaje que vivió hace más de 30 años, y nacida el pasado diciembre, “Elizabeth Ann” fue presentada esta semana por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU., Revive & Restore, ViaGen Pets & Equine, San Diego Zoo Global y la Asociación de Zoológicos y Acuarios.
Todas esas entidades se unieron para lograr “la primera clonación de una especie nativa en peligro de extinción en América del Norte, que proporciona una herramienta prometedora para los esfuerzos continuos para conservar al hurón de patas negras”, dijo Noreen Walsh, directiva del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU.
Después de nacer, “Elizabeth Ann” fue entregada a una hembra del Centro de Conservación de Hurones, en Colorado, que la está criando junto a sus crías con total normalidad, según puede verse en varios vídeos colgados en las redes sociales.
El Servicio llegó a pensar que los hurones de patas negras estaban extintos hasta que un ranchero de Wyoming descubrió una pequeña población en su tierra en 1981.
Esos hurones fueron capturados para comenzar un programa de cría en cautividad con el fin de recuperar la especie, que hoy está declarada en peligro de extinción.
Sin embargo, la escasa diversidad genética de los hurones de patas negras actuales, pues descienden todos de siete individuos, dificulta las tareas de recuperación.
“La clonación puede ayudar a abordar la diversidad genética significativa y las barreras de resistencia a las enfermedades para apoyar la conservación del hábitat y el restablecimiento de poblaciones adicionales en la naturaleza”, señaló el Servicio de Pesca y Vida Silvestre.
Sin una cantidad adecuada de diversidad genética, una especie a menudo se vuelve más susceptible a enfermedades y anomalías genéticas, así como a una adaptabilidad limitada a las condiciones en la naturaleza y una tasa de fertilidad disminuida.
“Willa”, el padre y la madre de Ann Elizabeth, fue uno de los últimos hurones salvajes capturado, no tiene descendientes vivos y, por lo tanto, no es uno de los siete fundadores.
El Departamento de Caza y Pesca de Wyoming tuvo la previsión de preservar sus genes y envió muestras de tejido de Willa al Zoológico Congelado de San Diego Zoo Global en 1988.
El Zoológico Congelado, que cuenta con un banco criogénico, estableció un cultivo celular de Willa y administró las células congeladas desde entonces, lo que hizo posible la existencia de “Ann Elizabeth”.
En 2018, el Servicio emitió el primer permiso de recuperación para la investigación de clonación de una especie en peligro de extinción, lo que permitió a Revive & Restore iniciar análisis genéticos y pruebas de concepto.
A partir de eso, ViaGen Pets & Equine creó con éxito embriones de la línea celular congelada y los implantó en un hurón sustituto doméstico.
Un estudio genómico reveló que el genoma de “Willa” poseía tres veces más variaciones únicas que la población viva. Por lo tanto, si “Elizabeth Ann” se aparea y se reproduce con éxito, podría proporcionar una diversidad genética única a la especie.
“Mantener y aumentar las poblaciones silvestres y un hábitat adecuado sigue siendo esencial para la recuperación del hurón de patas negras y seguirá siendo una prioridad para el Servicio”, continuó Walsh.
“La clonación genética exitosa no disminuye la importancia de abordar las amenazas basadas en el hábitat para la especie o el enfoque del Servicio en abordar la conservación y el manejo del hábitat para recuperar hurones de patas negras”, agregó.
(c) Agencia EFE