La escasez de fórmulas lácteas para bebés en Estados Unidos desató un gran interés por los bancos de leche de todo el país, donde algunas madres se ofrecen a donar leche materna y los padres llaman desesperados para saber si es una solución viable para mantener alimentados a sus bebés.
Se trata de un camino que no funcionará para todos los bebés que se alimentan con fórmulas infantiles —sobre todo para los que tienen necesidades especiales— y que presenta dificultades porque hay docenas de bancos de leche sin ánimo de lucro en el país que dan prioridad a la alimentación de bebés con problemas médicos.
Estas organizaciones se encargan de recolectar la leche de las madres y procesarla, incluso mediante pasteurización, y colaboran con los hospitales para distribuirla.
El desabasto se debe a un retiro de productos del mercado por motivos de seguridad y a las interrupciones en el suministro, y ha captado la atención nacional, ya que los padres, aterrados, buscan intercambiar y comprar leche de fórmula en línea, y el presidente Joe Biden ha solicitado a los fabricantes que aumenten la producción y que discutan con los minoristas cómo resurtir los estantes para eliminar las disparidades regionales.
El gobierno de Estados Unidos también dijo el viernes que el fabricante de fórmula láctea Abbott Laboratories se comprometió a ofrecer descuentos hasta agosto en un programa llamado WIC, similar a los cupones de alimentos, que ayuda a las mujeres, los bebés y los niños.
En el Mothers’ Milk Bank Northeast, ubicado en Massachusetts, el interés por donar y recibir leche debido a la escasez se ha disparado.
El banco de leche suele recibir entre 30 y 50 llamadas al mes de personas que quieren donar. Tan sólo el jueves se recibieron 35 llamadas de posibles donantes, dijo Deborah Youngblood, directora ejecutiva del banco.
“Es interesante ver que la respuesta que obtuvimos en primer lugar fue la de las donantes potenciales, es decir, la gente responde a la escasez de fórmulas con una reacción sorprendente y compasiva de cómo puedo ser parte de la solución”, manifestó.
Se refiere a personas como Kayla Gillespie, de 38 años y madre de tres hijos en Hays, Kansas.
Gillespie donó por primera vez al Banco de Leche Materna de Denver hace seis años, aportando 68 litros (18 galones) tras el nacimiento de su primer hijo, y no pensaba volver a hacerlo.
“Pensé que con 18 galones era suficiente para una persona”, dijo. “Si no me hubiera enterado de la escasez, no volvería a pasar por el proceso, porque tengo tres hijos y es un poco caótico todo esto”.
La mujer prometió donar al menos 4, 4 litros (150 onzas) de su leche, pero dijo que espera dar mucho más que eso.
“Tengo la suerte de poder producir leche, así que sentí que tenía que hacer algo”, dijo.
Pero no se trata sólo de donantes. Los padres que buscan desesperadamente alimentar a sus bebés también acuden a los bancos de leche.
Según Lindsay Groff, directora ejecutiva de la Asociación de Bancos de Leche Humana de Norteamérica, organización que acredita a los bancos de leche sin ánimo de lucro, la demanda está aumentando considerablemente. Calcula que las consultas de los padres que buscan llenar el vacío de la leche de fórmula aumentaron un 20% en los últimos días.
Para Groff, la escasez es una “crisis”, y dijo que no es tan sencillo que los padres se limiten a complementar con leche humana donada, porque la gran mayoría de esos suministros se destinan a bebés con problemas médicos.
“Si la gente puede donar, este sería el momento de hacerlo, porque cuando contemos con un inventario más amplio podríamos considerar otros casos más allá de los bebés médicamente frágiles”, señaló.
Los padres también recurren a foros de intercambio de leche materna en internet para satisfacer las necesidades de sus bebés.
Amanda Kastelein, madre de tres hijos de Middlebury, Connecticut, ha complementado la fórmula especial que necesita para Emerson, de 10 meses, con leche materna de una madre que encontró en una página de Facebook llamada Human Milk 4 Human Babies.
Kastelein dejó de amamantar a su hijo tras sufrir infecciones recurrentes, pero intentó volver a amamantarlo en marzo tras la retirada de la fórmula, con poco éxito.
“Emerson es alérgico a la mayoría de las fórmulas, así que ha sido difícil encontrar algo a lo que no sea alérgico”, explicó.
Aquí intervino, Hannah Breton, de Naugatuck, Connecticut, quien había estado produciendo más leche de la que necesita su hijo de dos meses y medio. Ha estado dando a Kastelein unos 1,7 litros (60 onzas) de leche cada dos semanas. Eso es suficiente para complementar su suministro de fórmula y mantener a Emerson alimentado.
“Me siento útil”, añadió. “Es emocionante y gratificante que pueda dar a una madre lo que busca, y si su hijo no puede tomar la leche de fórmula, digo, es aterrador”.
Independent