Al negarse a cooperar con su sucesor, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha forzado al presidente electo, Joe Biden, a buscar rodeos inusuales para preparar la lucha contra la creciente amenaza de salud pública y la gestión de los desafíos de seguridad nacional que heredará en apenas nueve semanas.
Biden, que no tiene acceso a las sesiones informativas de inteligencia que suelen recibir los presidentes electos, celebró una reunión virtual el martes con una serie de expertos de inteligencia, defensa y diplomacia. Ninguno de los expertos forma parte del gobierno estadounidense en este momento, lo que planteó dudas sobre si Biden está recibiendo la información más actualizada sobre los peligros que afronta el país.
La vicepresidenta electa, Kamala Harris, tuvo una reunión más formal el martes como miembro del Comité de Inteligencia del Senado, aunque aún tiene información relativamente limitada sobre las amenazas que encontrará Biden.
Y mientras la peor pandemia en un siglo golpea a Estados Unidos con fuerzas renovadas, el actual gobierno ha impedido que Biden colabore con su equipo de respuesta. En lugar de eso, los representantes de Biden tienen previsto reunirse directamente esta semana con compañías farmacéuticas para determinar la mejor forma de distribuir al menos dos vacunas prometedoras a cientos de millones de estadounidenses, el mayor desafío logístico que afronta un nuevo presidente en generaciones.
Los planes muestran cómo se está ajustando Biden a una transición marcada por una tensión histórica. No parece que Trump vaya a facilitar próximamente un traspaso pacífico de poder, de modo que Biden y su equipo están buscando opciones alternativas para prepararse como mejor puedan para los desafíos que afrontarán en cuanto asuma el gobierno en enero.
Evitando criticar a Trump, Biden reconoció el martes al inicio de su reunión con expertos de seguridad nacional que no recibe “los reportes que normalmente ya estarían llegando”. Entre los 12 participantes, que aparecieron por videoconferencia, estaban el ex subdirector de la CIA David Cohen, el general retirado Stanley McChrystal, y Avril Haines, que fue ayudante del asesor de seguridad nacional en el gobierno de Obama.
Biden dijo estar preparado para encontrar “un país dividido y un mundo en caos”.
“Por eso les necesito a todos ustedes”, dijo.
Dos semanas después de las elecciones, Trump seguía bloqueando el acceso de Biden a los reportes de seguridad nacional y pandemia del gobierno, afirmando falsamente que Biden no es el presidente electo legítimo debido a un fraude electoral inexistente.
El candidato demócrata derrotó al presidente republicano hace 10 días, y la estrategia legal de Trump de bloquear la certificación de los resultados electorales está naufragando a marchas forzadas.
Un estudio publicado el martes por el Centro de Transición Presidencial del grupo no partidista Alianza por el Servicio Público advirtió que una transición abreviada podría afectar a la capacidad de Biden para cubrir los más de 1.200 puestos del gobierno que requieren confirmación en el Senado, incluidas posiciones de alto y medio rango que son cruciales en la lucha contra la pandemia.
Cada vez más republicanos han empezado a decir públicamente lo que Trump niega: Biden será el próximo presidente el 20 de enero. Incluso el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, un firme aliado de Trump, se refirió a Biden como “presidente electo” de Estados Unidos por primera vez el martes.
“No está recibiendo los reportes que el presidente electo debería tener, pero eso no va a impedirle hacer todo lo que pueda para prepararse y actuar durante su periodo de transición”, dijo el portavoz de transición de Biden, T.J. Ducklo.
La decisión de Trump de bloquear el traspaso de poder ha obligado a Biden a abordar la cuestión vital de la distribución de vacunas con información limitada.
El equipo de Biden tiene previsto reunirse con empresas farmacéuticas en los próximos días para saber más sobre la situación de su producción de vacunas. Aunque ninguna de las dos posibles candidatas a vacuna tiene aún la autorización del gobierno estadounidense, casi con certeza se distribuirían durante el mandato de Biden si y cuando se considere oficialmente que son seguras.
El Pentágono y el Departamento de Salud y Recursos Humanos, aún bajo dirección del gobierno de Trump, trabajan con los estados en un plan de distribución de vacunas. Pero el equipo de transición de Biden y los demócratas en el Congreso también tienen ideas. Los sistemas de salud y gobiernos estatales, que tratarán más de cerca la tarea de llevar las inyecciones hasta los brazos de los estadounidenses, podrían encontrarse con expectativas contradictorias de los dos bandos.
Biden advirtió el lunes que “más gente podría morir” si Trump sigue bloqueando su acceso a los planes de distribución de vacunas y a los datos de la pandemia.
“Me preocupa mucho que estamos en medio de esta pelea mientras la gente muere y los hospitales están sobrepasados en todos los estados del país, y tenemos que asegurarnos de que hay un traspaso tranquilo”, dijo el martes a la prensa el gobernador de Maryland, Larry Hogan, un republicano que ha criticado a Trump. “Confío en que lo tendremos, y creo que está mejorando, pero tenemos un equipo nuevo que no ha participado y en realidad no sabe mucho de lo que está ocurriendo, y eso es un problema”.
Los responsables de la Asociación Estadounidense de Hospitales, y los colegios de médicos y enfermeras de Estados Unidos emitieron un comunicado conjunto el martes instando al gobierno de Trump a “compartir toda la información crítica relacionada con el COVID-19” con Biden.
“Afrontar los desafíos de la pandemia es imperativo para salvar vidas estadounidenses”, escribieron. “Para salvar un sinnúmero de vidas deben compartirse los datos en tiempo real y la información sobre el suministro de material terapéutico, pruebas diagnósticas, equipo de protección individual, respiradores, capacidad de camas de hospital y disponibilidad de personal para planificar el despliegue de los activos del país”.
La estrategia de Biden tiene limitaciones evidentes.
Algunos de sus asesores de seguridad nacional y política exterior han tenido acreditaciones de seguridad en puestos anteriores, pero ahora no tienen acceso a información de inteligencia nueva. Otros tienen acreditaciones de seguridad en vigencia, quizá como empleados de contratistas de defensa. Pero ahora mismo, ningún miembro del equipo de transición puede compartir información clasificada con el equipo de Biden, especialmente sin estar en un espacio seguro.
En una entrevista reciente con el Centro de Transición Presidencial, el ex subdirector de la CIA Michael Morell dijo que era imperativo que Biden fuera informado de las acciones encubiertas de la agencia durante el mandato de Trump, “porque el día de la investidura, estas acciones encubiertas serán del nuevo presidente”.
Mientras tanto, había importantes conflictos en el horizonte.
Por ejemplo, se espera que Trump retire un número significativo de tropas de Afganistán en las próximas semanas. El líder de la OTAN criticó la decisión el martes, advirtiendo que la retirada podría dejar espacio para que grupos terroristas organizaran ataques contra occidente.
Los miembros del gobierno de Trump dicen que no darán a Biden el reporte de información clasificada de inteligencia que recibe el presidente cada día hasta que la Administración de Servicios Generales, dirigida por una persona nombrada por Trump, decida certificar a Biden como ganador oficial de los comicios.
La Casa Blanca no ha dicho si ha tratado el asunto con Servicios Generales.
Reichmann y Miller informaron desde Washington. Los periodistas de Associated Press Ricardo Alonso-Zaldivar y Lisa Mascaro en Washington y Brian Witte in Annapolis, Maryland, contribuyeron a este despacho.
AP