Los meteorólogos se molestaron mucho cuando descubrieron que una tormenta de verano –más común en latitudes templadas– había provocado rayos a solo 51 kilómetros del Polo Norte el 13 de agosto de 2019. Nunca antes se habían detectado rayos tan cerca de la cima del mundo, y el evento fue debidamente inscrito en el libro Guinness World Records.
Esta aparente casualidad podría no ser novedad por mucho tiempo. Entre 2010 y 2020, no solo se triplicó el número de registros de rayos en el Ártico, sino que las cifras aumentaron junto con las temperaturas globales promedio, según un documento publicado el lunes en Geophysical Research Letters.
Los rayos emiten ondas de radio que rebotan entre el suelo y la ionósfera y se propagan por todo el mundo. El evento de rayos en el Polo Norte fue captado por estaciones en lugares tan lejanos como Tahití y Nueva Zelanda. Durante la última década, la incidencia de rayos en el Ártico aumentó en “cientos por ciento”, dijo Robert Holzworth, profesor emérito de ciencias de la Tierra y el espacio de la Universidad de Washington. Cuando él y sus colegas hicieron la conexión con los datos de temperatura, “pensé, ‘Bueno, esto realmente lo confirma’”, dijo.
La incidencia de rayos en la cima del mundo aumentó entre 2010 y 2020 a medida que se elevaba la temperatura.
Las tormentas eléctricas pueden ser otro indicador de las cambiantes condiciones en el Ártico, donde el hielo marino se está desvaneciendo, el permafrost se está descongelando y las temperaturas de la superficie aumentan al doble del ritmo mundial. Sin embargo, Holzworth se apresuró a señalar que se necesitan más estudios para explicar la aparente relación entre las tormentas del Ártico y las temperaturas. “En diferentes regiones, en diferentes lugares, hay muchos factores involucrados”, dijo.
Hasta ahora, hay poco acuerdo entre los científicos sobre cómo el cambio climático afectará la actividad de los rayos a nivel mundial. Zachary Labe, investigador doctorado de la Universidad Estatal de Colorado, estuvo de acuerdo en que el documento solo sugiere una correlación. “No parece proporcionar evidencia de por qué estarían relacionados físicamente”, señaló.
Pero investigadores de otros lugares están abordando esa pregunta. Un par de artículos recientes de científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica y la Universidad de Ciencias y Letras de París concluye que, en un escenario de altas emisiones, las tormentas de Alaska se triplicarían este siglo. Un segundo documento muestra que las tormentas árticas y los eventos resultantes como inundaciones y rayos “pueden derivarse analíticamente de leyes físicas básicas”.
“Puede sacar sus propias conclusiones al respecto. Sin duda está aumentando en este período de 10 años”, indicó Holzworth. “Si continúa en este camino, habrá mucho más con otro medio grado centígrado”.
Es posible que las comunidades e industrias que operan en el Alto Ártico deban aumentar su atención al riesgo de rayos. Miles de personas mueren cada año a causa de golpes de rayos. “Es bueno que más personas sean conscientes del peligro de los rayos”, dijo Holzworth. “Todos los países deberían contar con sistemas de advertencia de rayos”.
Bloomberg