El ejército de Myanmar, un país asiático conocido antiguamente como Birmania, anunció este lunes que ha tomado el control del país con un golpe de Estado al declarar el estado de emergencia durante un año. La líder del Gobierno y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, así como otros políticos, fueron detenidos en una redada el lunes por la mañana.

Un presentador de Myawaddy TV, de propiedad militar, justificó el golpe debido a la inacción del Gobierno sobre las denuncias de fraude en las elecciones del pasado noviembre. El portavoz citó el artículo 417 de la Constitución de 2008 vigente en el país, redactada por los militares, que les permite tomar el control en tiempos de emergencia nacional.

Myo Nyunt, portavoz del partido Liga Nacional para la Democracia (LND), encabezado por Suu Kyi, confirmó al diario The Irrawaddy la detención de la líder, además del presidente birmano, Win Myint, y otros miembros de la formación política.

“Es un intento de golpe militar, aunque (el Ejército) pueden afirmar que no lo es”, indicó al medio local el portavoz al señalar que los militares han “obligado” al presidente a convocar una reunión urgente por seguridad nacional “para entregarles oficialmente el poder”.

Familiares de algunos de los arrestados, entre ellos prominentes miembros de la LND, líderes estudiantiles y dirigentes étnicos, informaron en las redes sociales de las detenciones, mientras las líneas de teléfono y comunicaciones permanecen cortadas, aunque todavía funciona internet.

Los soldados también tomaron el control de la cadena de televisión pública MRTV, apuntó el medio en un mensaje de Facebook al que miles de usuarios respondieron con las etiquetas “salvar a Birmania” y “Necesitamos democracia”, entre otras.

Efectivos castrenses también se personaron en una de las compañías de telecomunicación que opera en el país.

El poderoso ejército de Myanmar, que mediante una sucesión de juntas militares gobernó el país durante casi medio siglo, rechazó el sábado los rumores de golpe y garantizó en un comunicado su compromiso con la defensa de la Constitución.

De esta forma, el Ejército sofocó temporalmente las voces de un posible revés militar, que se han ido intensificando desde que el pasado martes el portavoz militar Zaw Min Tun se negara a descartar la toma del poder por parte del Ejército tras denunciar supuestas irregularidades en las elecciones legislativas del pasado 8 de noviembre.

La aplastante victoria electoral de Suu Kyi, de 75 años, demostró su gran popularidad en este país asiático, a pesar de su mala reputación internacional por negarse a condenar las brutales acciones del ejército del país contra la población minoritaria musulmana rohyinga, que muchos analistas dicen que equivale a genocidio. Su silencio la ayudó a mantenerse en el poder.

El miércoles, el jefe del Ejército, Min Aung Hlaing, señaló en un discurso ante el personal castrense que se debería abolir la Constitución si esta no se cumple, lo que había sido interpretado como una amenaza velada en un país que estuvo sometido a una dictadura militar entre 1962 y 2011, cuando se inició la transición hacia la democracia.

Las supuestas irregularidades fueron denunciadas en primer lugar por el Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), la antigua formación gubernamental creada por la anterior junta militar antes de disolverse.

La Comisión Electoral ha negado el fraude electoral en los comicios de noviembre, ganados con una mayoría aplastante por la Liga Nacional para la Democracia al conseguir el 83% de los 476 asientos del Legislativo.

El USDP fue el gran perdedor de las elecciones, al lograr solo 33 escaños, y se ha negado a aceptar los resultados, llegando a pedir que se celebren nuevos comicios organizados por el Ejército.

Los militares, que redactaron la actual Constitución en un plan de ruta para lograr una “democracia disciplinada”, cuentan con grandes poderes en el país, ya que ostentan el 25% de los escaños del Parlamento y los influyentes ministerios del Interior, Fronteras y Defensa.

Suu Kyi fue presa política durante 15 años y bajo arresto domiciliario por el ejército. Pese a tener la libertad restringida aatrajo la atención mundial por sus peticiones de paz y democracia. El director francés Luc Besson llevó su historia a la gran pantalla en 2011 en la película The Lady, protagonizada por Michelle Yeoh.

EE.UU. exige la liberación de los políticos detenidos

La Casa Blanca dijo este domingo estar “alarmada” por los acontecimientos en Myanmar y pidió a los militares que liberen a los políticos detenidos y se adhieran a los principios democráticos y advirtió de que tomarán “acciones” si usurpan el poder.

El nuevo secretario de Estado, Anthony Blinken, emitió un comunicado en el que expresaba “grave preocupación y alarma” por las detenciones denunciadas.

“Pedimos a los líderes militares birmanos que liberen a todos los funcionarios gubernamentales y líderes de la sociedad civil y respeten la voluntad del pueblo de Birmania expresada en elecciones democráticas”, publicó.


En un comunicado emitido esta noche, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó que están “alarmados por las informaciones de que los militares birmanos han dado pasos para minar la transición democrática en el país” y confirmó que el presidente Joe Biden ha sido informado sobre los últimos acontecimientos, incluida la detención de Aung San Suu Kyi.

“Reafirmamos nuestro fuerte apoyo a las instituciones democráticas birmanas y, en coordinación con nuestros socios regionales, urgimos a los militares y a todos las otras partes a adherirse a las normas democráticas y al imperio de la ley y a liberar a los detenidos hoy”, añade el comunicado.

“Estados Unidos se opone a cualquier intento de alterar el resultados de las recientes elecciones o impedir la transición democrática de Birmania y tomará acciones contra los responsables si no se desandan los pasos tomados”, apunta el escueto comunicado.

John Sifton, director en Asia de la organización de derechos humanos, Human Rights Watch, criticó la respuesta de la Casa Blanca como “decepcionantemente débil” e instó a una reacción internacional más concertada.


“Estados Unidos necesita trabajar con sus aliados para hablar más claramente, al unísono, en términos de ultimátums, para poner al ejército de Myanmar al tanto de las consecuencias específicas que ocurrirán si su golpe no se revierte”, afirmó.

Con información de AP, Reuters, EFE y El País.