El primer fin de semana de julio fue sofocante en el oeste de Estados Unidos, y la cosa está lejos de dar tregua. El calor abrasador alcanzó niveles récord en ciudades como Las Vegas (Nevada) donde el termómetro alcanzó los 120 °F (49 °C); o en el Valle de la Muerte (California), donde las autoridades reportaron el sábado la muerte de un motociclista y una hospitalización por enfermedad grave por calor. En este, uno de los lugares más calientes del planeta, el domingo la temperatura fue de 129 °F (53.8 °C), superando la marca de 122 °F (50 °C) registrada en 2013.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) la ola de calor seguirá provocando temperaturas de tres dígitos esta semana, y además se expandirá por el noroeste, el sureste y las llanuras del norte. Este lunes ciudades como Phoenix (Arizona) alcanzaban ya los 116 °F (47 °C); Redding (California) los 114 °F (45 °C), y en Las Vegas se prevé que se llegará a los 118 °F (47.7 °C) el jueves. Junto con el calor, también se encienden las alarmas de posibles incendios forestales en partes del sur de Utah. En Portland (Oregón) las autoridades forenses reportaron cuatro muertes este fin de semana que pueden estar vinculadas al calor extremo. El pronóstico para la zona es de cinco días de temperaturas elevadas.
El caso de California es dramático porque el Estado lleva ya semanas azotado por incendios que han arrasado cientos de hectáreas. Los condados de Butte y Mariposa anunciaron la evacuación de miles de personas. Se estima que 4.000 acres (1.618 hectáreas) han sido devoradas por las llamas. El gobernador Gavin Newsom declaró el estado de emergencia tras los daños provocados por el incendio Thompson. Palm Springs fue otro de los puntos que superó su récord histórico de calor el pasado viernes, con 124 °F (51 °C), y se pronostican máximas extremas hasta el miércoles en el Parque Nacional del Valle de la Muerte: 130 °F (54.4 °C).
La ola de calor llegará a la costa sur que también sufre los embates del huracán Beryl
Del otro lado del país, el NWS informó que la costa este de Estados Unidos se verá afectada por temperaturas desde los 95 °F (35 °C) a los 105 °F (40.5 °C). Esta semana, los residentes de Nueva Orleans sentirán un calor de 90 °F (32.2 °C) con riesgo de alcanzar los 110 °F (43.3 °C). En la capital del país, Washington D.C., los termómetros marcarán los 90 °F (32.2 °C) con un índice de calor máximo de 105 °F (40.5 °C). En el caso de Miami, las temperaturas rondarán los 80 °F (26.6 °C) y la posibilidad de que alcancen los 106 °F (41.1 °C). Ciudades como Houston (Texas), que recibió este lunes al huracán Beryl, o Raleigh (Carolina del Norte) se mantienen bajo alerta. La situación en Texas será la más complicada con la llegada de la ola de calor porque los residentes del sur del Estado están todavía enfrentando las inundaciones y los cortes del servicio eléctrico producto de la llegada del huracán Beryl.
La alerta por calor extremo también se extiende al norte hasta Baltimore y otras partes de Maryland, con una temperatura promedio de 110 °F (43 °C). El Servicio Meteorológico Nacional hace un llamado para protegerse del fenómeno: minimizar la exposición directa al sol, tomar mucha agua, líquidos sin alcohol y descafeinados aunque no se tenga sed, y permanecer en espacios con aire acondicionado.
El calor mata y las estadísticas lo confirman. Esta fue la causa directa o indirecta de alrededor de 1.670 muertes en Estados Unidos durante el 2022, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). La precaución será la clave durante esta nueva ola de calor, y las que seguramente vendrán durante el verano.
El País