Para ser justos, no es la opinión de una persona común. Es la del director general de Tesla, Elon Musk, un pionero de la tecnología y posiblemente el más prominente defensor de las criptomonedas. Su respaldo, principalmente a través de tuits y bromas, ha ayudado a impulsar al bitcoina niveles récord, así como su versión paródica, el dogecoin.
Los precios del bitcoin se dispararon 20% después de que Musk agregara el hashtag #bitcoin a su biografía de Twitter en enero y otro 15% dos semanas después, cuando Tesla dijo que había comprado bitcoins por un valor de 1.500 millones de dólares y que comenzaría a aceptar la moneda digital como medio de pago para adquirir sus automóviles eléctricos.
Entonces, cuando Musk dio un giro de 180 grados el miércoles y tuiteó que Tesla dejaría de aceptar pagos en la moneda digital porque minar la criptomoneda dañaba el medio ambiente, era de esperar una caída brusca en los precios del bitcoin, que bajaron hasta un 15%. Un ascenso impulsado principalmente por tuits da paso a una caída también inducida básicamente por tuits.
Tales cambios bruscos muestran que a pesar de la afluencia de interés corporativo e institucional en el bitcoin durante el año pasado, la moneda digital está lejos de ser el activo maduro que sus aficionados afirman que es. Sigue siendo un activo para la especulación, sensible a las declaraciones de un solo individuo.
Musk, un obstáculo para la gloria del bitcoin
El bitcoin ha tenido una historia azarosa cargada de auges y caídas, y Musk y su legión de seguidores en la criptocomunidad, que toman sus tuits al pie de la letra, solo están socavando los esfuerzos de la moneda para obtener una aceptación más amplia, en su intento por revolucionar las finanzas modernas.
La influencia de Musk en el bitcoin debe verse como una advertencia de que la moneda digital no es la salvaguardia de inflación independiente, descentralizada y confiable, el refugio seguro o el oro digital que sus defensores quisieran que la gente aceptara. De hecho, el fundador de SpaceX “es como el banquero central de las criptomonedas”, como dijo Tracy Alloway, de Bloomberg, que puede cambiar la confianza, a menudo con un solo tuit.
La otra criptomoneda mimada de Musk, el dogecoin, también está sufriendo un destino similar. En los últimos meses, el autoproclamado “padre del dogecoin” ha estado apuntalando con regularidad la moneda digital, que comenzó como una broma en las redes sociales, empujándola a cotizaciones récord, solo para calificarla la semana pasada como un mero “timo” en un popular programa televisivo de humor de Estados Unidos.
Las bromas irresponsables de Musk causaron mucho dolor a los inversionistas minoristas, ya que el dogecoin perdió un tercio de su valor. Tras eso, como para compensar sus pérdidas, Musk pidió a sus 54,5 millones de seguidores de Twitter que votaran si Tesla debería aceptar pagos en dogecoin, después de que SpaceX dijera que ya lo estaba haciendo. Sus fanáticos respondieron con un sí abrumador y el dogecoin recuperó parte del terreno perdido.
Los bancos y los gestores de activos que piensen en vender a sus clientes productos vinculados a las criptomonedas podrían tener que incluir un elemento adicional a su ya larga lista de factores de riesgo: las inversiones en criptomonedas pueden estar sujetas a un riesgo extremo gracias a los tuits o bromas de Musk.
Del dicho al hecho
Musk merece crédito por destacar la enorme huella de carbono del bitcoin. Una moneda que requiere más energía que países enteros para seguir funcionando, gran parte procedente de un muy contaminante carbón, no tiene derecho a ser la moneda del futuro. Tal vez el ataque de Musk empuje a los partidarios del bitcoin a buscar tecnologías de minado menos intensivas en energía o alternativas energéticas más ecológicas.
No está claro sin embargo qué exactamente fue lo que hizo a Musk cambiar de opinión. Después de todo, los activistas del cambio climático han estado señalando las deficiencias ecológicas del bitcoin durante años.
¿Podría ser que Musk se haya aburrido del bitcoin, que la moneda digital se haya vuelto tan grande que ya no sea divertido sostenerla? ¿Le falta la vibra de desvalido que tiene el dogecoin? ¿O el amor del “padre del dogecoin” ha superado su afición por el bitcoin? Musk tuiteó el jueves que estaba trabajando con los desarrolladores del dogecoin para “mejorar la eficiencia de las transacciones del sistema” y que la iniciativa era “potencialmente prometedora”.
Es difícil comprar el argumento del medio ambiente. Si Musk estuviera realmente preocupado por el planeta, entonces no habría ignorado en primer lugar la obvia contradicción de que un fabricante no contaminante de automóviles invierta en bitcoin.
Por cierto, Tesla sigue manteniendo su inversión en bitcoines. La moneda digital almacenada en la tesorería de Tesla no la hace más ecológica que cuando se usa para transacciones. No aceptar bitcoines no es ningún sacrificio, ya que pocos se separaron de sus criptomonedas para comprar un Tesla. Si Bitcoin es peligroso para el medio ambiente, entonces el argumento se mantiene.
Parece haber cierta hipocresía en el último cambio de idea de Musk. Los fanáticos del bitcoin deberían buscar un embajador de marca más confiable si quieren hacer realidad sus grandes planes para reformar el sistema financiero actual.