Aunque falta un largo camino para las elecciones de México, previstas para el 2 de junio de 2024, la carrera de las y los aspirantes a convertirse en presidente de la República ya ha arrancado. Y, por primera vez en la historia del país, dos mujeres se perfilan como las principales contendientes para dirigir uno de los países más grandes de América Latina.

“Estamos ante un proceso inédito”, dice a DW Pedro Tello, analista de temas económicos y financieros.

El pasado domingo (3.09.2023), la senadora Xóchitl Gálvez fue elegida como candidata oficial de la oposición, el Frente Amplio por México (FAM), integrado por la alianza del derechista PAN, el partido de centroizquierda PRD y el PRI, hegemónico durante casi un siglo en México. Del lado contrario está el partido gobernante, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y al frente la que con toda probabilidad será su rival, la exalcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que parte como favorita en las primarias de su partido previstas para este 6 de septiembre.

La nueva cabeza visible de la oposición en México
Proveniente de una familia de escasos regursos, de origen indígena, ingeniera de profesión y empresaria, los inicios de la carrera política de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz se vinculan a la figura del expresidente panista Vicente Fox, quien la reclutó para hacerse cargo de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Ese paso como funcionaria gubernamental le dio alas para aspirar a gobernar Hidalgo, su estado natal. Aunque finalmente no ganara esa elección, sí se impuso en otra para dirigir una alcaldía en la Ciudad de México, cuenta a DW Khemvirg Puente, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Más tarde se postuló para senadora de la República, función que actualmente desempeña.

“Es una política que hace uso de la ley y las herramientas del Estado para oponerse y expresar críticas contundentes al gobierno de AMLO. No se amilana y contesta cada afirmación del presidente”, indica a DW Angélica Cazarín, directora del Centro de Estudios Políticos y Sociales del Colegio de Tlaxcala en México.

“Se ha posicionado como el ‘underdog’, la que ha retado al establishment político y que además se muestra irreverente y cercana al pueblo por su imagen y su forma de hablar coloquial”, dice a DW Alejandra López, directora de Consultoras en Género y Gobierno (CGG) y profesora de la Universidad Anáhuac México.

La preferida por AMLO
Por otro lado, el perfil de Claudia Sheinbaum Pardo ha estado muy relacionado con campo científico- tanto por parte de familia como de formación-, combinado con el activismo de izquierda. Eso le permitió estar siempre cerca de los principales liderazgos, incluida la figura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a principios de siglo, asumiendo la secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal, y optar a otros puestos en la administración pública más tarde, explica a DW Cazarín.

“Con AMLO forjó una relación jerárquicamente dependiente y la ha ayudado a crecer en su carrera política”, dice Puente, y añade que pese a ser “mucho más cuidadosa y menos carismática”, su sólida formación y trayectoria la avalan. “Cuenta con amplios respaldos por parte de su partido político, el cual seguramente la postulará como candidata presidencial”, sentencia.

Desafíos para ambas
En espera de que se confirme la candidatura de Sheinbaum el miércoles (6.09.2023), Tello destaca desafíos importantes que pueden marcar sus posibilidades en la carrera presidencial. “Tiene una base de electores que está perfectamente consolidada en todos los que son partidarios de Morena y aliados, pero más allá tendría que proyectar una narrativa que la independice respecto a las líneas que ha marcado AMLO”, dice.

“Ha crecido a la sombra del presidente, y no parece tener un nivel de independencia que la proyecte como una líder de la izquierda mexicana”, sostiene.

En cuanto a Gálvez, Tello subraya que su principal escollo será ampliar su presencia en los sectores más indecisos, más allá de los que no quieren que Morena permanezca en el poder. El analista señala también el complicado esquema de partidos que sostiene su candidatura, el Frente Amplio. “Gálvez tiene que ganar independencia frente al dominio que tratará de imponerle cada uno de los tres, para ser ella la que articule su equipo de campaña”, dice.

De manera general, el nuevo período presidencial contará con retos de mayor calado, muchos heredados del actual gobierno de AMLO, destaca Cazarín, como seguridad, salud pública, pobreza o los trenes Transístmico y Maya.

¿Verdadero avance en materia de igualdad?
“Si una mujer ocupara el cargo de presidenta de México, sería algo emblemático, pero los problemas económicos, políticos y sociales del país no son un asunto de género”, indica a DW Ana Elisa Banderas, investigadora de la Academia de Ciencia Política y Administración Urbana en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

Puente sostiene que Gálvez podría estar “atrapada” en esta materia, por encontrarse entre grupos más conservadores. “Será difícil que pueda presentar propuestas muy progresistas en materia de despenalización del aborto, de promoción de la salud sexual”, dice, “aunque el gobierno de Morena tampoco es que haya sido ejemplar”.

Cazarín, por su parte, destaca que la elección de una presidenta “enviaría un mensaje claro de empoderamiento de las mujeres y fomentaría la participación política de las mismas”.

(ers)

Autor: Andrea Ariet

DW