Evo vuelve al ruedo. En medio de una dura batalla dentro del propio Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, que ya gobernó Bolivia en tres periodos consecutivos (de 2006 a 2019), anunció que será candidato a la presidencia de su país en las elecciones de 2025.

“Me han convencido que voy a ser candidato, me han obligado, claro, la gente quiere, pero me están obligando, tanto contra Evo; todos contra Evo, la derecha, el Gobierno, el imperio”, dijo el exmandatario en su programa en la radio Kawsachun Coca.

Este anuncio, según Jan Souverein, representante en Bolivia de la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES), cercana al Partido Socialdemócrata Alemán, no ha sorprendido a la sociedad boliviana, pues era un secreto a voces en el país.

Lo que habría causado sorpresa es que lo haya anunciado en vísperas del congreso del MAS, que se realizará el próximo 3 de octubre. “En ese congreso podían proclamarlo con más legitimidad. Pero parece que tiene que ver con la posibilidad de que se inhabilite su candidatura y quería anunciar su postulación antes que eso suceda”, explica Souverein a DW desde La Paz.

A Sofía Cordero, politóloga y miembro del Observatorio de Reformas Políticas de América Latina, tampoco le sorprende este anuncio, pero piensa que el discurso de Morales reflejaría, sobre todo, una incapacidad de reconocer que, en democracia, los liderazgos tienen su momento y deben ser reemplazados: “Es un discurso que se va volviendo sordo y necio. Más allá del golpe de Estado que fue traumático, Morales no reconoció sus errores y no hizo una evaluación de lo que había sucedido”.
Pugna en el MAS, la primera piedra en el camino.

Ambos expertos indican que no hay ningún impedimento legal para que Morales vuelva a ser candidato a la presidencia de Bolivia, donde solo está prohibida la reelección continua luego de dos períodos. Más bien, el primer mayor obstáculo que tendría el exmandatario sería la oposición dentro de su propio partido, que está sumergido desde hace meses en pugnas entre “evistas” y “arcistas”.

Según Morales, hay una campaña “sucia” en su contra, después de que tanto la oposición de derecha como el Gobierno de Arce lo acusaran de tener supuestos nexos con el narcotráfico. Morales ha criticado, además, que Arce, quien fue su ministro de economía, no haya avanzado en la agenda que ambos diseñaron para el bicentenario del país, que se cumple en 2025.

“El mayor problema está dentro del MAS, que es un instrumento político de sindicatos y organizaciones en todo el país. Por eso, hay que ver qué hace la Confederación Sindical Única de Campesinos, que es la base de articulación, y que también parece estar dividida en dos”, asegura la analista Cordero. En vista de ello, agrega, el congreso de la próxima semana se vislumbra bastante complicado y podrían realizarse dos en paralelo: uno “evista” y otro “arcista”.

Mientras los “arcistas” quieren que en el congreso se renueven a los líderes del MAS, empezando por Morales, los “evistas” han advertido que en la cita decidirán sobre la expulsión de Arce y su vicepresidente Choquehuanca, a quienes califican de “traidores”. El último sábado, la dirigencia del MAS, cercana a Morales, acusó al Gobierno de Arce de supuestamente presionar al Tribunal Supremo Electoral para invalidar el congreso del partido.

“Si las cosas siguen como hasta ahora, el MAS quedaría dividido en dos y si somos más fatalistas puede acabar dividido en más partes”, afirma la politóloga Cordero. “La verdadera razón de esta división es que ambos quieren ser candidatos únicos del MAS”, señala.

“No le hace bien a Bolivia”
Estas disputas internas, creen los expertos, podrían finalmente pasarle factura al partido de gobierno. “Es algo que no cae muy bien entre los votantes y hace que la gente termine acercándose a la oposición. Pero el gran problema es que la oposición actualmente sigue siendo muy débil”, cuenta el representante de la FES.

Ante esta situación, otras figuras dentro de la izquierda podrían resurgir, como Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, o Eva Copa, que ya no es miembro del partido. “En el MAS hay figuras interesantes que podrían representar una renovación generacional. Andrónico Rodríguez es cercano a Morales, pero tiene una forma más democrática, menos caudillista, de ver la política. Es un problema que en el MAS no dejen que aparezcan nuevos liderazgos”, critica Souverein.

Y en ese sentido, la politóloga Cordero cree que “a Bolivia no le hace bien” una nueva candidatura de Morales: “Es una candidatura poco reflexionada que no va con las necesidades actuales del país. El liderazgo de Morales está muy golpeado, cuestionado y, sobre todo, desfasado. Las nuevas generaciones están esperando otra cosa”, reitera.

(er)

Autor: Camilo Toledo-Leyva