Washington, 22 ene (EFE).- El general Lloyd Austin aúna la novedad simbólica de convertirse en el primer afroamericano en dirigir el Pentágono con una excepcional trayectoria militar que le ha llevado desde el campo de batalla a la lucrativa consultoría para empresas de defensa.
Austin, de 67 años y general retirado de cuatro estrellas, es el escogido por el presidente, Joe Biden, para liderar el todopoderoso Departamento de Defensa de EE.UU.
“Es un honor y un privilegio servir como el secretario de Defensa número 28 de nuestro país, y estoy especialmente orgulloso de ser el primer afroamericano en ocupar el cargo. Pongámonos a trabajar”, señaló en un mensaje a través de Twitter.
Su carrera militar es ejemplar: graduado en la academia de West Point, estuvo al mando de varias unidades de tropas sobre el terreno tanto en Irak como en Afganistán y, poco a poco, fue ascendiendo en el escalafón militar.
DE SOLDADO A COMANDANTE
Austin cuenta con una Estrella de Plata, el tercer galardón al valor en EE.UU., y es conocido por preferir el bajo perfil a los focos de los medios.
Desde 2008 estuvo en Irak, donde dos años después se convirtió en el comandante general de las tropas desplegadas en el país, y supervisó la retirada en 2011 del grueso de las de combate y coordinó más tarde el mantenimiento de las encargadas de entrenamiento y formación de fuerzas locales.
Posteriormente, en 2012, fue nombrado por el presidente Barack Obama (2009-2017) para dirigir en Comando Central, el más importante de EE.UU. y encargado de las operaciones militares en Irak, Siria y Afganistán.
En ese cargo es donde tuvo la oportunidad de trabajar estrechamente con Biden, entonces vicepresidente de Obama.
Como tal, estuvo al frente de la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI), y dirigió las operaciones para retomar la ciudad de Mosul en Irak y reducir la presencia de los yihadistas en ese país y Siria.
En abril de 2016, Austin, nacido en Mobile (Alabama), celebró su ceremonia de retirada en la base conjunta Myer-Henderson Hall en Arlington (Virginia).
LAS PUERTAS GIRATORIAS HACIA LA VIDA CIVIL
No obstante, y pese a su brillante carrera castrense, su trayectoria civil ha suscitado dudas de cara a su aprobación por parte del Senado.
Su salto a la vida civil cumplió con la tradición del Pentágono y pasó por las conocidas “puertas giratorias”, que le llevaron a provechosos cargos en varias empresas privadas, algo que ha despertó las críticas en los sectores más progresistas del Partido Demócrata.
Fue miembro del consejo de administración de Raytheon Technologies, la tercera contratista de defensa del mundo, y de Nucor, la mayor productora de acero de EE.UU.
Aunque es una práctica habitual entre militares retirados y exfuncionarios gubernamentales en EE.UU., esto podría generar potenciales conflictos de interés.
Pero el mayor problema que ha encarado ha sido el hecho de llevar apenas cuatro años fuera de las Fuerzas Armadas.
La ley federal en EE.UU. obliga a que pasen al menos siete años antes de que los militares retirados puedan ocupar cargos de Gobierno.
Sin embargo, el Congreso aprobó otorgarle una exención y obtuvo el abrumador respaldo en el Senado con 93 votos a favor y 2 en contra.
(c) Agencia EFE