Algunos amantes del café gastan casi 100 euros por medio kilo de café. Eso es lo que cuestan las cápsulas de café “Barista Creations Trio” en la plataforma alemana de Amazon, si se tiene en cuenta el contenido en gramos de cada cápsula. Nespresso pertenece al grupo suizo Nestlé.
También hay cápsulas más baratas, y el café tostado normal, por ejemplo, es más económico en el supermercado.
El ejemplo de las cápsulas Nespresso muestra el enorme desequilibrio en el negocio internacional del café.
En el mercado mundial, medio kilo de café en grano sin tostar costó en enero de 2021 entre 0,65 y 1,05 euros, según se trate de la variedad Arábica o una más simple, como la Robusta. Las cifras proceden de la Organización Internacional del Café (OIC), con sede en Londres.
165 mil millones de dólares al año
El café es un gran negocio. La OIC estima el volumen anual en todo el mundo en alrededor de 165 mil millones de euros. Pero solo se gana una décima parte en los países donde se cultiva: en América del Sur y Central, Asia y África. La mayor parte fluye a consorcios en Europa y Estados Unidos. El llamado valor agregado incluye el tostado, el envasado y la comercialización.
Pero, ¿qué tienen que hacer los países productores si quieren obtener una porción más grande del pastel? Al fin y al cabo, todo el negocio no funcionaría sin sus granos de café.
Investigadores del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW) han analizado el comercio internacional del café. Su volumen se ha cuadriplicado en los últimos 30 años, pero sobre todo a favor de las empresas cafeteras en los países industrializados. Su análisis demuestra que si se desea crear valor agregado, no solo hay que cultivar los granos, sino también ocuparse del procesamiento posterior.
“Pero primero hay que invertir”, dice Wan-Hsin Liu, coautora del estudio del IfW. “Los países de cultivo suelen carecer de capital para ello. Además tienen poca experiencia con la producción industrial” y ambos aspectos son importantes si se desea ascender en la cadena de valor, asegura la economista a DW.
Sin dinero, sin marketing y con problemas de transporte
Pero incluso si se superaran esos obstáculos, hay otro problema para los productores de granos de Arábica, que representan alrededor del 60 por ciento de la producción mundial de café, generan precios más altos y generalmente se usan para café tostado. Los principales países productores de Arábica son Brasil, Colombia, Etiopía, Honduras y Perú.
Si estos países se hicieran cargo del tostado de los granos con la esperanza de obtener mayores ingresos, tendrían un problema de transporte. “Cuando el café tostado se transporta a largas distancias, se pierde el sabor”, dice Liu. “Así que el café ya no es tan popular entre los consumidores en la mayoría de los países occidentales. Además, luego compite con marcas ya establecidas allí. Y los productores de los países más pobres no tienen el dinero para las principales actividades de marketing o para construir sus propias marcas”, afirma.
Suiza, gran exportador de café tostado sin granos propios
Suiza, por otro lado, muestra cómo sí se puede ganar mucho dinero sin siquiera producir café. El pequeño país es responsable de casi el 25 por ciento de las exportaciones de café tostado del mundo y gana más de dos mil millones de dólares al año.
“El café en cápsulas también juega un papel importante”, dice Liu, investigadora de IfW. “Las empresas suizas han creado nuevas formas de consumir café y su marketing lo ha vinculado a un estilo de vida moderno”, reconoce.
Mejor cultivo
Para los caficultores, por otro lado, el negocio del grano sigue siendo difícil. El ICO habla de “exceso de oferta, precios bajos, bajos ingresos y baja productividad”. Además, los agricultores no pueden simplemente plantar otras cosas cuando bajan los precios, porque dependen de sus cafetales y plantas.
La mayoría de los agricultores solo tienen que modernizar sus métodos de cultivo para lograr mayores rendimientos y mejor calidad. Algunas empresas cafeteras han creado programas de formación.
Las normas aduaneras de la UE también respaldan el statu quo. Los granos de café crudo de países en desarrollo y emergentes se pueden importar libres de impuestos. Para los productos con un mayor valor añadido, como el café tostado, hay aranceles aduaneros de casi el diez por ciento.
(rmr/ers)
Autor: Andreas Becker
DW