El multimillonario Elon Musk, dueño de X y otras empresas, dedica buena parte de su actividad en redes sociales a lo que sucede en América Latina. En los últimos días ha publicado varios mensajes sobre la suspensión de la red social de su propiedad en Brasil, y los intercala con algunos elogios al presidente de Argentina, Javier Milei. Unas semanas antes, intercambió insultos con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien lo desafió a una pelea.

“El mundo no está obligado a soportar el todo vale de extrema derecha de Musk sólo porque es rico”, afirmó este lunes el presidente de Brasil, Lula da Silva, en una entrevista con CNN Brasil, afiliada de CNN.

La Corte Suprema brasileña ordenó la suspensión de X luego de que Musk se negara a nombrar un representante legal en el país. Musk, un autoproclamado “absolutista de la libertad de expresión”, también se había negado a cumplir la orden de bloquear varias cuentas de X como parte de una amplia investigación sobre la difusión de información falsa y discursos de odio destinados a socavar la democracia de Brasil.

Los proyectos de Musk

Tesla, una compañía de Musk que es pionera en el desarrollo de autos eléctricos, ha puesto la atención en el área conocida como “triángulo del litio” que comparten Argentina, Bolivia y Chile y que, según un informe del Centro Nacional de Información sobre Minerales del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) publicado en enero, alberga más del 50% de las reservas globales de este mineral blanco de importancia estratégica en el sector tecnológico, elemento clave para las baterías recargables. Aún no hubo ningún anuncio formal de Tesla al respecto.

Musk sí había anunciado en 2023 la construcción de una planta de Tesla en México, pero en julio dijo que la inversión estaba en pausa, a la espera de los resultados de las elecciones en EE.UU. en noviembre, en las que apoya al republicano Donald Trump, quien, según dijo Musk a inversores, prometió imponer aranceles a la producción mexicana en caso de ganar las presidenciales. El empresario ha aceptado la propuesta de Trump de encabezar una eventual comisión de eficiencia gubernamental.

Por su parte, Starlink, empresa de Musk que ofrece servicio internet satelital, comenzó a operar en la mayoría de los países de América Latina en los últimos dos años.

En el caso de X, Brasil es un mercado importante para la plataforma, que tuvo problemas con la pérdida de anunciantes desde que Musk adquirió Twitter y la renombró el año pasado. Unos 40 millones de brasileños, aproximadamente una quinta parte de la población, accedían a X al menos una vez al mes, según el grupo de investigación de mercado Emarketer.

Negocios e ideología
“Hay un interés económico muy claro” detrás de las alianzas que Musk ha afianzado con Milei o con el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, pero “también hay una cuestión de compatibilidad ideológica”, afirma Mariana Sendra, analista política e investigadora de la Universidad de Deusto en España.

En el vínculo con Milei, ahondó, ambos “están de acuerdo con que el Estado es una traba, lo ven como un enemigo y exaltan al mercado como único ámbito donde el individuo se puede realizar en todos los órdenes”. Según comentó la investigadora, Musk habla positivamente de los líderes en redes sociales de los que espera recibir beneficios, tales como exenciones impositivas o reformas regulatorias. “Es un empresario y lo hace muy explícito, pide todo el tiempo una apertura”, agregó.

Aunque esté en conflicto con el Gobierno y la Justicia en Brasil y pide políticas migratorias más estrictas en la frontera sur de EE.UU., Musk en redes muestra que no está enemistado con la región. Milei, quien se proclama “anarcocapitalista”, viajó a Texas en abril, visitó al empresario en una fábrica de Tesla y le ofreció apoyo frente a la controversia judicial con Brasilia. Musk ha recomendado invertir en Argentina y en los últimos días, Musk le dijo a Milei en X: “El ejemplo que está dando con Argentina será un modelo útil para el resto del mundo”. En el caso de Bolsonaro, el entonces presidente de Brasil llamó a Musk “leyenda de la libertad” y lo condecoró en 2022 con una medalla oficial.

Los líderes con los que simpatiza se encuadran en lo que el politólogo Juan Gabriel Tokatlian llama “la internacional reaccionaria”, que ha ganado tracción en Occidente con una glorificación del pasado y un rechazo a las corrientes progresistas y a lo que consideran comunismo.

En los últimos años, Musk, el hombre más rico del mundo según los rankings de Forbes y Bloomberg, se ha alineado cada vez más con la política de derecha, compartiendo publicaciones en X a favor de ideologías antimigratorias y en contra de políticas de diversidad e inclusión. Cuando compró X por un precio mayor al de mercado, dijo que lo hacía como un deber de preservar la expresión libre y el debate abierto. Desde entonces, relajó las políticas de moderación y restableció cuentas previamente bloqueadas por violar las políticas de la plataforma.

“Es muy importante pensar por qué compró Twitter. No se trata de un empresario que venga del sector de las telecomunicaciones o de los medios. Quiere influir, tener poder mediático”, indicó Sendra, y agregó que la plataforma, pese al discurso de Musk, está al fin y al cabo controlada por una gran concentración de poder económico.

En medio del cruce que tuvo con Maduro tras las presidenciales en Venezuela, cuando algunos gobiernos lo felicitaban por la proclamación del Consejo Nacional Electoral y otros reclamaban la publicación de resultados completos, el perfil del mandatario venezolano en X quedó sin la insignia de verificación gris, reservada para los funcionarios gubernamentales.

El concepto de Musk sobre la libre expresión “está interpretado de acuerdo a ciertos intereses, explicado en sus referencias de su liberalismo”, indicó a CNN el sociólogo Ezequiel Saferstein, investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet).

Saferstein también consideró que la fijación de Musk por América Latina está atravesada tanto por sus intereses económicos como por la llamada batalla cultural, de la que Musk se ha convertido en un referente, ya que “no se excluyen, son mutuamente necesarios”.

“Se suele decir que la batalla cultural es para no hablar de temas económicos, pero considero que no es así. (Murray) Rothbard, uno de los representantes intelectuales más importantes para Milei, habla de la articulación de los proyectos políticos culturales con los modelos económicos. Es una idea minarquista, con un estado mínimo, una sociedad regulada por los mercados”, agregó el investigador. En ese marco, Saferstein destacó que Musk “conecta con el antiprogresismo”.

Por el momento, X continúa bloqueada en Brasil y Musk ha difundido la convocatoria a una marcha “por la libertad” en el país sudamericano programada para este sábado, cuando se celebra el Día de la Independencia de Brasil.

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