NUEVA YORK (AP) — Las deudas de tarjeta de crédito con retraso considerable en Estados Unidos se encuentran en su mayor nivel en más de una década, y las personas de 35 años o menos tienen más dificultades que otros grupos para saldarlas.
El conjunto de deuda de tarjeta de crédito gravemente atrasada, que se define por tener más de 90 días de atraso, se incrementó a 10,7% durante el primer trimestre de 2024, de acuerdo con el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Hace un año, sólo 8,2% de la deuda por tarjeta de crédito tenía un fuerte retraso.
Si usted está experimentando morosidad o corre el riesgo de sufrirla, los expertos recomiendan acudir con un asesor crediticio sin fines de lucro y negociar directamente con sus acreedores. Esto es lo que debe saber:¿QUÉ DEBO HACER SI ESTOY EN RIESGO DE MOROSIDAD?
Bruce McClary, vicepresidente sénior de la Fundación Nacional para el Asesoramiento Crediticio, dice que cualquiera que corra el riesgo de caer en morosidad debe ponerse en contacto cuanto antes con un asesor crediticio sin fines de lucro, algunos de los cuales pueden ser localizados a través de su organización. La asesoría es gratuita, y un asesor imparcial puede guiarlo para encontrar una solución a largo plazo.
Las organizaciones sin fines de lucro también pueden ayudarle a crear planes de gestión de su deuda que tienen tasas de interés menores, no aplican cargos por pagos atrasados y piden un pago único mensual, dijo McClary. Estos planes pueden incluir cuotas de mantenimiento, las cuales varían, pero se compensan por el ahorro general en la deuda. McClary exhortó a los prestatarios a cuidarse de los estafadores y las empresas de consolidación de deuda con fines de lucro, que suelen cobrar tarifas mucho más altas que las organizaciones sin ánimo de lucro. La Oficina para la Protección Financiera del Consumidor tiene un desglose útil en el que compara ambas.
Martin Lynch, presidente de la Asociación de Asesoramiento Financiero de Estados Unidos, coincide.
“Para muchas personas, dar ese primer paso y contactar a un asesor es difícil”, señaló Lynch. Hizo énfasis en que, antes que nada, los consumidores morosos deben hacer su mayor esfuerzo por “relajarse” y después hablar con el asesor sobre la situación que enfrentan con la mayor honestidad posible.
“Estará hablando con alguien sin costo, quien lo escuchará mientras describe su situación”, indicó. “Puede compartir sus preocupaciones sin ser juzgado por caer en dificultades”.
¿QUÉ HAY SOBRE NEGOCIAR CON LOS ACREEDORES?
Lynch y McClary instan a los prestatarios a contactar directamente a las compañías de tarjetas de crédito para negociar tasas de interés, cuotas y planes de pago a largo plazo, pues recalcan que a estas empresas les conviene que usted pague antes de que la deuda pase a especialistas en cobranzas.
“Lo mejor que puede hacer es contactarlos, dar una valoración honesta de su capacidad de pago en cierto plazo y preguntar qué alternativas pueden ofrecerle, tanto ‘oficiales como extraoficiales’”, afirmó McClary. Esta forma de expresarse puede darles a los acreedores una oportunidad de ser más flexibles, agregó.
McClary y otros expertos insisten en que la mayoría de las compañías de tarjetas de crédito y otros prestamistas tienen programas disponibles para casos difíciles como estos. Este tipo de alternativas adquirieron mayor visibilidad durante la pandemia de COVID-19, cuando más empresas anunciaron que los consumidores en dificultades podían omitir pagos o aplazarlos sin sufrir sanciones.
¿POR QUÉ ESTÁ AUMENTANDO LA MOROSIDAD?
La tasa de interés anual promedio de una tarjeta de crédito nueva es de 24,71%, de acuerdo con LendingTree, la más alta desde que la empresa empezó a monitorearla en 2019. Esto se debe, en parte, a que la Reserva Federal aumentó su tasa de interés de referencia a su nivel más alto en 23 años para combatir la mayor inflación en Estados Unidos en cuatro décadas, que en junio de 2022 alcanzó un máximo de 9,1%.
Al mismo tiempo, han llegado a su fin las ayudas implementadas durante la pandemia, tales como los pagos de estímulo, el crédito fiscal por hijos, el aumento a las prestaciones por desempleo y una moratoria en el pago en los préstamos a estudiantes. No todos los aumentos salariales se han mantenido al ritmo de la inflación, lo cual afecta más a los consumidores de menores ingresos, y los incrementos en los alquileres han mermado los ahorros que algunos consumidores pudieron haber acumulado durante los primeros años de la pandemia.
Silvio Tavares, director general de VantageScore, una empresa de análisis y creación de modelos de puntaje crediticio, asegura que la morosidad ha excedido sus niveles previos a la pandemia, y que los inquilinos son particularmente vulnerables a retrasarse en sus pagos.
“Las personas más jóvenes y menos prósperas están experimentando problemas”, dijo. “Y las altas tasas de interés están teniendo consecuencias”.
Tavares dijo que lo más importante que puede hacer un prestatario es conocer su puntaje crediticio y mantenerse al día en sus pagos para evitar pagar intereses adicionales sobre saldos pendientes y deudas. Advirtió a los consumidores no excederse con los préstamos de “compre ahora y pague después”, que cada vez están más disponibles “en todas las cajas de pago”.
¿QUÉ TAN PREOCUPANTE ES EL AUMENTO DE LA MOROSIDAD?
Las tarjetas de crédito constituyen únicamente cerca de 6,5% de la deuda del consumidor, de acuerdo con un informe de la organización Global Research de Bank of America, pero el incremento de la morosidad parece ir por delante del aumento en los ingresos.
De acuerdo con McClary, también es probable que un grupo considerable de consumidores estén pagando el saldo mínimo de su deuda y de esa forma permanezcan fuera de la morosidad por ahora, pero que estén sumamente estresados financieramente para pagar todo lo que deben. Si la economía empeora, ello podría empujar a estos consumidores a caer en una morosidad grave, advirtió.
Además del aumento en la morosidad en el pago de tarjetas de crédito, en abril se estancó el gasto minorista en Estados Unidos. Walmart declaró que sus clientes están gastando más en artículos de primera necesidad que en bienes de consumo discrecional. Starbucks disminuyó sus expectativas de ventas, y McDonald’s está ofreciendo más ofertas a medida que la gente reduce sus gastos.