Tras meses varados en la frontera norte de México, o incluso años, solicitantes de asilo con casos abiertos en Estados Unidos podrán comenzar a volver al país a partir de este viernes.
Esta medida, anunciada la semana pasada, iniciará de forma progresiva y beneficiará a los inmigrantes afectados por el programa ‘Quédate en México’ (llamado oficialmente Protocolos de Protección al Migrante, MPP, en inglés) puesto en marcha por el expresidente, Donald Trump, y que el presidente actual, Joe Biden, canceló tras llegar a la Casa Blanca en enero. Miles de personas fueron devueltas al país vecino, y muchos de ellos aguardan aún en zonas peligrosas y a merced de la delincuencia organizada en México.
El número de solicitantes de asilo que llegarán inicialmente será muy limitado. Comenzarán a llegar este viernes por el cruce fronterizo de San Diego, California; el lunes, por el de Brownsville, Texas; y el próximo viernes por el de El Paso, Texas.
Las autoridades estadounidenses han advertido a la gente que no se acerque a la frontera ya que las 25,000 personas con casos abiertos, incluyendo centenares que están apelando, deben registrarse en una página que el Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas lanzará a principios de la próxima semana.
La Organización Internacional para las Migraciones, la agencia migratoria de la ONU, planea hacer pruebas de COVID-19 a los solicitantes de asilo y pondrá en cuarentena a quienes den positivo durante 10 días antes de que entren al país.
Sin embargo, muchos migrantes no tienen claro cómo será el proceso, ni cuánto tiempo tardarán en resolverse los casos activos. Los más antiguos irán primero.
Funcionarios dijeron que dos de los cruces fronterizos pueden manejar hasta 300 personas al día cada uno y un cruce más pequeño puede controlar menos.
Los inmigrantes admitidos de nuevo en el país no serán internados en centros de detención hasta que se procese su solicitud de asilo, sino que quedarán libres a la espera de su cita ante la corte migratoria.
Alrededor de 70,000 solicitantes de asilo forman parte del programa desde que comenzó en enero de 2019. Los solicitantes cuyos casos fueron desestimados o negados no son elegibles para regresar al país, pero funcionarios no han descartado alguna forma de alivio más adelante.
Entre la alegría y la incertidumbre
“¿Quién pensaba que llegaría este día?” celebró Edwin Gómez, de 36 años, con una sonrisa. “Nunca pensé que fuera a suceder”, agregó.
Su esposa y su hijo de 14 años fueron asesinados por las pandillas en El Salvador, luego de que no pudiera pagar las cuotas de extorsión a su taller de reparación de coches. Gómez estaba ansioso por reunirse con su hija de 15 años en Austin, Texas, quien ha conseguido asilo y vive con su familia.
Al otro lado de la frontera del Valle del Río Grande, en Texas, Enda Marisol Rivera, de El Salvador, y su hijo de 10 años, han estado desafiando temperaturas bajo cero esta semana, acurrucados bajo montones de mantas donadas en su tienda improvisada de lonas. Su estufa de gas propano se congeló. A pesar de las dificultades añadidas por la explosión del Ártico que afectó a Texas y al norte de México, Rivera estaba de buen humor y seguía de cerca las noticias.
Tiene la esperanza de que se le permita volver a Estados Unidos y vivir con su hermana en Los Ángeles mientras se resuelve su caso en un tribunal de inmigración.
“Tenemos fe en Dios de que nos permitirán entrar”, dijo el miércoles. “Ya hemos pasado bastante tiempo aquí”.
Las organizaciones no gubernamentales, como el Servicio Familiar Judío de San Diego y Global Response Management, que trabajan en Matamoros y Brownsville, desempeñarán un papel crucial en la organización de refugios temporales y transporte una vez que los solicitantes de asilo entren en Estados Unidos.
“Este problema lleva años gestándose, y están tratando de encontrar soluciones, pero están lidiando con cosas que surgen en tiempo real”, dijo Andrea Leiner, portavoz de Global Response Management, que ha estado proporcionando atención médica en el campamento de Matamoros.
“La gente está increíblemente esperanzada de que esta sea su oportunidad de cruzar, pero también hay mucha ansiedad y miedo de que, de alguna manera, si hacen lo incorrecto y no están en el lugar correcto en el momento adecuado, puedan perderlo”, dijo Leiner.
Con información de AP.