SAO PAULO (AP) — Pequeños grupos de manifestantes se reunieron el domingo en las dos ciudades más grandes de Brasil para expresar su oposición a cualquier orden de vacunarse contra el coronavirus, respaldando una campaña de rechazo que encabeza el presidente Jair Bolsonaro.
Las personas se congregaron en el centro de Sao Paulo con el fin de exigir la salida del gobernador del estado del mismo nombre, Joao Doria, quien ha dicho que se requerirá que quienes viven allí reciban una vacuna como la que están desarrollando la compañía biofarmaceútica china Sinovac y el Instituto Butantan de Brasil.
“¡Coria caerá!”, gritaron los inconformes. “¡Fuera Doria!”
Bolsonaro y otras personas se han mostrado escépticos ante la llamada CoronaVac, y el presidente ha dicho que los brasileños no serán conejillos de indias de los científicos chinos. El asunto se ha convertido en tema de debate en las campañas de las elecciones a alcaldías y consejos ciudadanos de finales de este mes. Aunque la mayoría de los profesionales de salud respaldan la vacunación, algunas campañas en las redes sociales han planteado interrogantes sobre posibles riesgos de las vacunas.
También hubo manifestaciones en favor de Bolsonaro en la playa Copacabana de Río de Janeiro.
Un sondeo de PoderData reveló esta semana que el porcentaje de brasileños que se expresaron a favor de vacunarse cayó a 63% en octubre respecto a 85% cuatro meses antes. El porcentaje de aquellos que rechazan la idea de vacunarse aumentó a 22% respecto a tan sólo el 8% en julio.
La Fundación Getulio Vargas, un centro de investigación, señaló que un análisis de 2 millones de publicaciones en Twitter reveló que 24% de los perfiles identificados como simpatizantes de Bolsonaro fueron responsables del 56% de las menciones en contra de la vacuna. Del otro lado, el 47% de los perfiles identificados como promotores de la vacunación representaron el 32% de las publicaciones.
Doria dijo en octubre que la vacunación sería obligatoria en su estado, y el ministro de Salud de Bolsonaro, Eduardo Pazuello, anunció que el país había accedido a adquirir dosis de CoronaVac fabricadas en el país.
El presidente no tardó en responder que no permitiría la importación de vacunas de China. A pesar de que poco después los reguladores de salud otorgaron permiso a Butantan para importar 6 millones de dosis, Bolsonaro dijo el jueves durante su programa en vivo que no adquiriría la vacuna y que el gobernador “deberá encontrar a alguien más para que le compre su vacuna”.
Por su parte, el vicepresidente Hamilton Mourao declaró el viernes a la revisa Veja que el país “desde luego” comprará la vacuna de Butantan-Sinovac. Bolsonaro respondió de inmediato que es él quien está en el poder y no gastará en ninguna vacuna que no sea aprobada por los reguladores de salud de Brasil.
El país ha reportado más de 5,5 millones de infecciones confirmadas de coronavirus, y unas 160.000 personas han muerto a causa de la enfermedad. A pesar de que la propagación del virus ha comenzado a desacelerarse, expertos en salud pública piden a la población que no baje la guardia.
Los profesionales de salud también han alzado la voz en un intento por obtener apoyo para las vacunas.
“La vacunación en masa con alta cobertura sería el único mecanismo que tenemos para controlar la epidemia, al menos a mediano plazo”, dijo Jesem Orellana, investigador epidemiológico en la Fundación Oswaldo Cruz, un instituto de investigación científica. “En los últimos ocho meses hemos fracasado con medidas no farmacéuticas”.
El doctor Paulo A Lotufo, epidemiólogo de la Universidad de Sao Paulo, dijo que los programas nacionales de inmunización han sido bien recibidos por el público brasileño, que ha visto el impacto positivo de las vacunas, incluyendo aquellas contra la meningitis y la polio.
“La población se vacunará”, pronosticó Lotufo en una entrevista vía Skype. “Más del 90% de la población se vacunará”.