El primer ministro israelí tuvo su encuentro, largamente deseado, con el presidente Joe Biden el miércoles, el primero desde que Benjamin Netanyahu asumió al frente de un gobierno de extrema derecha a fines del año pasado.
A lo largo de los años, ha sido huésped frecuente de la Casa Blanca, y habitualmente los jefes de gobierno israelí reciben la invitación a pocas semanas de iniciar su mandato. La larga demora y la decisión de realizar el encuentro en Nueva York al margen de la Asamblea General de la ONU en lugar de Washington han sido ampliamente interpretados como señales de que Washington está enojado con el nuevo gobierno de Netanyahu.
Biden inició la reunión diciendo que la relación de Estados Unidos con Israel era “de hierro”. Pero añadió que discutirían “la defensa de los valores democráticos que son el meollo de nuestra asociación, lo que incluye los controles y contrapesos”.
“Vamos a hablar sobre algunos temas difíciles”, dijo Biden.
Netanyahu optó por destacar objetivos comunes en sus declaraciones iniciales. “Bajo su liderazgo como presidente, podemos forjar una paz histórica entre Israel y Arabia Saudí”, dijo. Añadió que Israel defenderá los valores democráticos a pesar de sus propuestas de cambios al sistema judicial.
Dadas las inquietudes acerca de si Netanyahu realmente se atiene a los controles y contrapesos, el hecho de realizar el encuentro en Manhattan en lugar de la Oficina Oval fue un signo de las tensiones en la alianza.
“La reunión en la Casa Blanca es un símbolo de relaciones estrechas y amistad y honor, y la negación de ello demuestra exactamente lo contrario”, dijo Eytan Gilboa, experto en relaciones entre ambos países en la Universidad Bar-Ilan de Israel.
“Esta no será una reunión grata”, dijo Eytan.