El presidente Joe Biden hizo un llamado el martes a estar alerta pero no alarmados mientras Estados Unidos alcanza récords de casos nuevos de COVID-19 y el gobierno busca aliviar las preocupaciones sobre la escasez de pruebas, cierres escolares y otros estragos provocados por la variante ómicron del coronavirus.
Biden dio su mensaje antes de reunirse con el equipo de la Casa Blanca encargado de responder a la pandemia. La idea es transmitir la urgencia de su gobierno para hacer frente a la nueva variante y convencer a los estadounidenses recelosos de que la actual oleada se parece poco al inicio de la pandemia o al mortal invierno del año pasado.
“Aún pueden contraer COVID pero es muy poco probable, muy improbable, que se enfermen gravemente”, dijo Biden sobre las personas vacunadas.
“No hay excusa para que alguien no esté vacunado”, agregó. “Esto sigue siendo una pandemia de no vacunados”.
El mandatario ha enfatizado anteriormente que las vacunas, dosis de refuerzo y medicamentos terapéuticos han mitigado el peligro para la mayoría de los estadounidenses que están completamente vacunados.
En comparación con el año pasado, más estadounidenses cuentan con empleo, la mayoría de los niños acuden a las escuelas y las cifras de muertes causadas por la enfermedad y los casos graves han disminuido, sobre todo entre los vacunados.
Sin embargo, en las últimas semanas los estadounidenses han visto advertencias funestas sobre hospitales que alcanzaban su capacidad debido a la escasez de personal, miles de cancelaciones de vuelos durante las vacaciones, en parte debido a que los miembros de la tripulación estaban enfermos o en cuarentena, e informes intermitentes sobre el cierre de escuelas debido a la variante más contagiosa.