Los mercados descorcharon este jueves el champán que tenían reservado para la aprobación de la ley de desregulación económica de Javier Milei. Aún falta que la Cámara de Diputados dé la sanción definitiva, pero esa votación se prevé mucho más sencilla que la agónica victoria obtenida en el Senado esta madrugada. La prueba más visible es la fiesta bursátil desatada en las últimas horas: las acciones argentinas volaron, el riesgo país bajó y el día de euforia estuvo redondeado por la mejor cifra mensual de inflación en dos años. El IPC aumentó un 4,2% en mayo respecto a abril, un dato que sería demoledor para la mayoría de países, pero que en Argentina despierta optimismo si se echa la vista atrás: seis meses antes, el ritmo de aumento de precios era el triple. Aún así, la inflación acumulada en los primeros cinco meses fue del 72% y trepó al 276% interanual, cifras que recuerdan que cualquier tratamiento para el mal crónico de la economía argentina llevará tiempo.
El entusiasmo financiero de este jueves se plasmó en subidas de hasta el 10% de las acciones argentinas en Wall Street, lideradas por el sector bancario, y de avances en los bonos soberanos de más del 4%. El riesgo país, que cuantifica lo peligrosa que es percibida la deuda pública de un país para los inversores extranjeros, cayó casi 60 puntos, hasta los 1.424. Los mercados celebraron además que Argentina alejó esta semana otro fantasma que le cercaba, la deuda de cerca de 5.000 millones de dólares contraída con China a través del intercambio de monedas, y el inminente desembolso de 800 millones autorizado por el Fondo Monetario Internacional como parte del acuerdo vigente.
Las señales bursátiles tiene que ver con las oportunidades para los grandes capitales que ofrece la Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos, pero también con el mensaje de gobernabilidad enviado por Milei al mundo. Pese a liderar una fuerza política novel y minoritaria, La Libertad Avanza, el presidente ha demostrado que su Gabinete tiene suficiente cintura política para negociar con la oposición y salir airoso. La batalla legislativa comenzó hace seis meses y el borrador ha sido mutilado, pero conserva su esencia: desguazar un Estado que Milei deprecia, flexibilizar el mercado laboral, liberar precios y abrir las puertas de par en par por 30 años a las multinacionales dispuestas a invertir en energía, minería, agroindustria y tecnología.
El sector energético es el más privilegiado por la nueva normativa, que le dedica un capítulo entero. Milei quiere una transformación profunda que borre cualquier huella de intervencionismo estatal y permita a los jugadores privados competir a sus anchas por los recursos naturales del país, en especial por las gigantescas reservas de gas y petróleo no convencional de Vaca Muerta, en el sur del país.
La agroindustria se mantendrá como el motor exportador del país, pero otros sectores se preparan para crecer. El lobby ejercido por las empresas mineras logró esquivar el aumento del 3% al 5% de las regalías que impulsaban algunos senadores y, en cambio, se frota las manos con los generosos beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios que contempla la ley.
Represión de las protestas
La minería a cielo abierto encuentra una fuerte resistencia por parte de la población argentina, que ha organizado masivas movilizaciones en contra y ha logrado frenar varios proyectos, pero el sector confía en que Milei mantendrá el rumbo fijado haya o no protestas. Sin ir más lejos, las fuerzas de seguridad cercaron el Congreso este miércoles para impedir que las miles de personas que se acercaron para protestar contra la Ley Bases cortasen el tránsito y la Cámara Alta mantuvo la sesión mientras las calles cercanas eran el escenario de una batalla campal que provocó decenas de heridos, entre ellos cinco diputados kirchneristas a los que la policía arrojó gas pimienta. La versión oficial de lo ocurrido no contempla medias tintas: “La Oficina del Presidente felicita a las Fuerzas de Seguridad por su excelente accionar reprimiendo a los grupos terroristas que con palos, piedras e incluso granadas, intentaron perpetrar un golpe de Estado, atentando contra el normal funcionamiento del Congreso de la Nación Argentina”.
El sector tecnológico es el cuarto pilar en el que Milei quiere asentar el futuro crecimiento argentino. El presidente aspira a convertir el país en un polo tecnológico regional y ha ido a golpear a la puerta de los gigantes de Silicon Valley. Esta misma semana, Worldcoin, la compañía cofundada por Sam Altman, anunció que ampliará su estructura en el país latinoamericano.
La aprobación de la ley otorgará facultades legislativas a Milei por un año, pero también le arrebatará la posibilidad de culpar a la oposición política de cada piedra con la que tropiece a partir de ahora su Gobierno. La inflación ha descendido de la mano de una recesión económica agravada por el severo recorte del gasto público. Mantener los precios en calma cuando comience a recuperarse la economía será uno de los grandes desafíos para los próximos meses.
El País