BUENOS AIRES (AP) — La muerte del expresidente Carlos Menem, quien gobernó Argentina entre 1989 y 1999, consternó a gran parte del arco político y a sus seguidores, pero también desató manifestaciones de repudio en una muestra de las luces y sombras que marcaron su gobierno.
Menem, un caudillo peronista que se convirtió en el segundo presidente elegido por los argentinos tras el retorno de la democracia en 1983, falleció el domingo tras dos meses hospitalizado por una infección urinaria. Tenía 90 años.
Al velatorio de dos días en el Congreso asistieron dirigentes de distintas fuerzas políticas, desde el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, hasta exrivales políticos y representantes de gobiernos extranjeros.
Aunque su despedida no convocó a multitudes, algunas decenas de seguidores fueron al parlamento para dejarle una flor a su féretro y darle el pésame a su familia, encabezada por Zulemita Menem, uno de sus cuatro hijos.
Los restos del exgobernante fueron inhumados el lunes por la tarde en un cementerio de la comunidad islámica en un suburbio al oeste de Buenos Aires, junto a la tumba de su hijo mayor Carlos Menem Junior, fallecido en un accidente de helicóptero en 1995.
Si bien Menem se había convertido al catolicismo antes de asumir la presidencia del país sudamericano, fue sepultado con un ritual musulmán. Tras la ceremonia, sus familiares hicieron sonar en un parlante una versión en español de la canción “My Way” (A mi manera) de Paul Anka.
Hábil político, impulsor de una reforma económica sin precedentes y empeñado en insertar al país en el primer mundo, la muerte de Menem también trajo al presente acontecimientos que causaron profundo dolor en muchos sectores de la sociedad.
La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), que oficia como interlocutor político de la comunidad judía ante las autoridades y vela por su seguridad, recordó que Menem “nunca pagó por su responsabilidad en el encubrimiento del atentado contra la AMIA-DAIA”.
En un comunicado, DAIA lamentó que Menem “falleció amparado hasta el último día por sus fueros de senador que impidieron que estuviera preso”.
Durante su mandato, Argentina fue víctima de dos cruentos atentados terroristas contra blancos judíos: la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994. Ambos causaron más de un centenar de muertos y hasta ahora ninguno ha sido esclarecido.
La comunidad judía insiste ante la justicia que el exmandatario encubrió a los responsables del atentado contra AMIA pese a que un tribunal lo declaró inocente en un juicio en 2019.
“La verdad no lamento su muerte, ni tampoco deseo que descanse en paz”, manifestó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, la organización humanitaria fundada por las madres de los desaparecidos durante la última dictadura militar (1976-1983).
Los organismos de derechos humanos y los familiares de las víctimas del régimen nunca le perdonaron al gobernante el indulto de los exjerarcas que habían sido condenados a prisión perpetua en 1985 por delitos de lesa humanidad. La misma medida tomó con miembros de organizaciones guerrilleras que estaban prófugos, detenidos o condenados. Su decisión, explicó Menem entonces, buscaba alcanzar la reconciliación nacional.
“La verdad es que él fue un hombre que le hizo mucho daño al país y que inventó muchas mentiras”, afirmó Bonafini, madre de dos hijos desaparecidos.
En tanto que la alcaldía de la ciudad de Río Tercero, en la provincia de Córdoba, no adhirió al duelo nacional dispuesto por el gobierno y resolvió no rendir homenajes a Menem, ya que se lo considera responsable de la explosión de una fábrica de armamento militar en 1995 que causó siete muertos y 300 heridos.
Las pericias determinaron que el siniestro fue intencional y la justicia inició una investigación bajo la hipótesis de que buscó ocultar el faltante de armas que se habían enviado de contrabando a Ecuador y Croacia, cuando sobre esos países pesaban embargos internacionales por un conflicto del país andino con Perú y por la guerra de los Balcanes.
Menem fue condenado en 2013 a siete años de prisión como coautor de contrabando agravado. Pero en 2018 el máximo tribunal penal del país anuló la sentencia por un tecnicismo legal: el tiempo que se tomó la justicia para condenar al expresidente fue mayor al “principio del plazo razonable”.
“Para nosotros Carlos Menem fue un personaje nefasto y siniestro”, afirmó el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, en declaraciones el lunes al canal Todo Noticias. “Fue un escenario de guerra y en Río Tercero no se olvida. Son 25 años sin llegar a una condena”.