Estados Unidos se encuentra al borde de un cierre del gobierno federal después de que los legisladores republicanos de línea dura rechazaron un improbable intento por mantener las oficinas abiertas mientras luchan por obtener significativos recortes de gastos y medidas estrictas de seguridad fronteriza que los demócratas y la Casa Blanca califican de extremas.

Sin un acuerdo para la medianoche del sábado, los trabajadores federales se enfrentarán a licencias sin goce de sueldo, más de 2 millones de soldados en activo y reservistas trabajarán sin remuneración y los programas y servicios de los que depende la población comenzarán a sufrir afectaciones.

El Senado tendrá una inusual sesión sabatina para impulsar su propio paquete bipartidista que cuenta con el apoyo de demócratas y republicanos, el cual mantendría el financiamiento al gobierno a corto plazo: hasta el 17 de noviembre.

Pero incluso si el Senado puede cerrar su trabajo a toda prisa el fin de semana para aprobar la iniciativa, la cual también incluye fondos para asistencia a Ucrania y ayuda contra desastres en Estados Unidos, esto no evitaría un inminente cierre de gobierno ante el caos en la Cámara de Representantes. El viernes, un descontento a gran escala entre los republicanos intransigentes llevó al colapso al plan más reciente del presidente de la cámara baja, Kevin McCarthy.

“El Congreso sólo tiene una buena opción para evitar un cierre: el bipartidismo”, dijo el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer.

El líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, ratificó esas palabras, advirtiendo a sus colegas intransigentes que no ganarían nada con un cierre del gobierno federal.

“Esto le traerá adversidades innecesarias al pueblo estadounidense, así como a los valientes hombres y mujeres que nos mantienen a salvo”, aseguró McConnell.

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