París, 27 feb (EFE).- Airbus se ha convertido este viernes en el primer fabricante aeronáutico que publica las cifras de las emisiones estimadas de dióxido de carbono (CO2) de los aviones nuevos que ha entregado en los dos últimos años, en lo que presenta como un ejercicio de transparencia y de compromiso para reducirlas.
En un documento emitido al término de la última reunión de su consejo de administración, el grupo europeo explica que las 863 aeronaves que puso en manos de sus clientes en 2019 generarán en total 740 millones de toneladas de CO2, suponiendo que estarán en funcionamiento durante 22 años de media y que volarán con una tasa de ocupación del 82,5 %.
Eso significa que producirán una media de 66,6 gramos de CO2 por pasajero y por kilómetro.
Una cifra que se reduce en un 4 % hasta 63,5 gramos por pasajero y por kilómetro con los aviones que salieron de sus fábricas en 2020, un año en que a causa de la crisis las entregas se redujeron a 566 unidades.
Según los cálculos supervisados por la consultora EY, esas 566 aeronaves producirán durante toda su vida útil unos 440 millones de toneladas de CO2.
La contaminación de estos aviones nuevos de Airbus es, lógicamente, notablemente inferior que la de los que están actualmente en servicio en el mundo, que ronda los 90 gramos por pasajero y kilómetro, ya que muchos de ellos llevan numerosos años en funcionamiento y utilizan tecnologías menos modernas
Aunque no sean datos directamente comparables, se pueden poner en perspectiva con el listón de 95 gramos de CO2 por kilómetro que la Unión Europea había puesto en 2020 a los fabricantes automovilísticos como límite para la media de los coches que vendieron ese año, un límite por encima del cual se aplica una sanción financiera.
En la aviación, que supone algo más del 2 % de las emisiones globales de CO2 -el principal gas causante del efecto invernadero-, la contaminación por pasajero y por kilómetro se ha reducido en alrededor del 50 % desde 1990, aunque al mismo tiempo el tráfico ha crecido fuertemente, una tendencia que se invirtió drásticamente el pasado año por el coronavirus.
Anticipándose a una imposición exterior, en 2008 el sector se marcó unas metas que pasan en particular por estabilizar desde 2020 el nivel de emisiones, mediante una compensación del alza del tráfico con mayor eficiencia en los nuevos aviones, y disminuir las emisiones netas en un 50 % para el horizonte de 2050 respecto a 2005.
Hay que tener en cuenta que para 2050, se esperaba que el tráfico aéreo se duplicara antes de que irrumpiera la crisis de la covid.
Airbus afirma que en los diez últimos años gracias a las innovaciones en sus aviones, las ganancias en consumo de combustible de sus aeronaves han sido de media del 2,1 % anual.
Su directora de sostenibilidad, Julie Kitcher, afirma que la empresa está comprometida con los objetivos de los Acuerdos de París sobre el cambio climático y a “liderar la descarbonización” del sector.
Para eso cuenta con “el reemplazo continuo de la flota con nuevas aeronaves de bajo consumo de combustible, un mayor uso de combustibles de aviación sostenibles y la entrega de aeronaves de cero emisiones para 2035”.
Todo eso tendrá “un papel fundamental en el logro de la neutralidad climática del sector entre 2050 y 2060”.