BEIRUT (AP) — Walkie-talkies y equipos de energía solar explotaron en Beirut y en otras partes del Líbano el miércoles en una aparente segunda oleada de detonaciones de dispositivos electrónicos un día después de que los bíperes utilizados por Hezbollah explotaron, informaron la prensa estatal y miembros del grupo rebelde. Por lo menos 14 personas murieron y más de 450 resultaron heridas en la segunda oleada, informó el Ministerio de Salud.

Las explosiones —que se cree fueron perpetradas por Israel contra Hezbollah pero han causado la muerte de civiles— han aumentado los temores de que el conflicto entre ambas partes escale a una guerra total.

En los ataques del miércoles, varias explosiones se escucharon en un funeral celebrado en Beirut para tres miembros de Hezbollah y un niño que fallecieron por las explosiones de bíperes en la víspera, de acuerdo con periodistas de The Associated Press que se encontraban en el lugar de los hechos. Un fotógrafo de la AP en la ciudad sureña de Sidon vio un automóvil y una tienda de teléfonos con daños luego de que dispositivos explotaron en su interior. Una niña resultó herida en el sur cuando el sistema de energía solar de una vivienda explotó, reportó la agencia de noticias estatal.

Las nuevas explosiones impactaron un país que sigue confundido y molesto luego de las explosiones de bíperes del martes, que mataron a por lo menos 12 personas, incluidos dos niños, e hirieron a unas 2.800 más.

La segunda oleada también aumenta las inquietudes sobre las víctimas potencialmente indiscriminadas causadas por los ataques, en los que se produjeron cientos de explosiones donde fuera que el propietario del bíper se encontrara, como viviendas, automóviles, tiendas de comestibles y cafeterías, a menudo con familiares o transeúntes cerca de ellos.

Aunque los bíperes eran utilizados por miembros de Hezbollah, no había una garantía de quién era la persona que tenía en su poder el dispositivo en el momento de la explosión. Además, la mayoría de las víctimas no eran combatientes de Hezbollah, sino miembros de los extensos operativos civiles del grupo que sirven principalmente a la comunidad chií del Líbano.

Por lo menos dos trabajadores de salud se encontraban entre los que perdieron la vida el martes. Médicos, enfermeros, paramédicos, trabajadores de organizaciones benéficas, profesores y administradores de oficina trabajan para organizaciones vinculadas con Hezbollah, y una cantidad desconocida de ellos tenían bíperes.

Mary Ellen O’Connell, profesora de derecho y estudios de paz internacional en la Universidad de Notre Dame de Indiana, dijo que las trampas explosivas están prohibidas en virtud del derecho internacional. “Convertir en arma un objeto utilizado por civiles está estrictamente prohibido”, señaló.

El director de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, pidió que se abriera una investigación independiente sobre las explosiones masivas, y dijo: “El miedo y el terror desencadenados es enorme”.

Hezbollah —que cuenta con el respaldo de Irán y es la fuerza armada más fuerte del Líbano— ha estado intercambiando ataques con las fuerzas militares de Israel casi a diario desde el 8 de octubre, un día después del mortal atentado de Hamás en el sur de Israel que desencadenó la guerra en la Franja de Gaza. Desde entonces, cientos de personas han muerto en ataques perpetrados en Líbano y decenas en Israel, mientras decenas de miles de personas en cada lado de la frontera han sido desplazadas. Hezbollah dijo que sus ataques son en apoyo a su aliado, Hamás.

Hezbollah anunció tres ataques en partes del norte de Israel el miércoles, y al menos uno de ellos se produjo después de la ronda más reciente de explosiones en Líbano.

Los dirigentes de Israel han emitido una serie de alertas en las últimas semanas sobre que podrían aumentar sus operaciones contra Hezbollah en Líbano, señalando que deben suspender el intercambio de ataques para permitir que la gente regrese a sus viviendas cerca de la frontera. Israel empezó a movilizar más soldados a su frontera con Líbano el miércoles como medida de precaución, de acuerdo con un funcionario con conocimiento de los movimientos que habló bajo condición de anonimato debido a que no estaba autorizado para hablar con los medios de comunicación.

En sus comentarios, Gallant dijo que tras meses de combates contra Hamás en la Franja de Gaza, “el centro de gravedad está cambiando al norte al desviar recursos y fuerzas”.

Mientras el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se reunía con sus principales funcionarios de seguridad en la sede de las fuerzas militares israelíes en Tel Aviv, el comandante en jefe del ejército del país, el teniente general Herzi Halevi, dijo que se han elaborado planes para tomar más acciones contra Hezbollah.

El secretario de Estado, Antony Blinken, dijo el miércoles que Estados Unidos sigue evaluando cómo el ataque puede afectar las labores para negociar un cese del fuego en la guerra entre Israel y Hamás.

Las explosiones de bíperes parecían ser una compleja operación que tomó meses elaborar, y muchos expertos creen que Israel se infiltró en la cadena de suministro y añadió explosivos a cientos de bíperes antes de que fueran importados al Líbano. Pero de momento no se han dado a conocer muchas pruebas.

Gold Apollo, una empresa taiwanesa, dijo que había autorizada a una compañía con sede en Hungría, BAC Consulting KFT, que usara su nombre en los dispositivos entregados a Hezbollah. Pero un portavoz del gobierno húngaro dijo el miércoles que los bíperes entregados a Hezbollah nunca estuvieron en Hungría y que la compañía actuó meramente como un intermediario.

Los servicios de seguridad nacional húngaros estaban cooperando con sus socios internacionales, señaló el portavoz húngaro Zoltán Kovács, en la red social X.


Spike informó en Budapest y Lai en Taipéi, Taiwán. Los periodistas de The Associated Press Abby Sewell y Kareem Chehayeb en Beirut; Simina Mistreanu en Taipéi; Melanie Lidman y Josef Federman en Jerusalén; Zeke Miller en Washington, y Jon Gambrell en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, contribuyeron a este despacho.