Uno de los capos de la droga más conocidos de México salió de una prisión estadounidense tras cumplir la mayor parte de una condena de 25 años de cárcel, según confirmaron el viernes las autoridades.
Ahora, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. se encargará del caso de Osiel Cárdenas Guillén, de 57 años, apodado “El Mata Amigos”, según informó un funcionario de la Oficina de Prisiones de EE.UU. a Associated Press.
El exlíder del Cártel del Golfo, que supervisó el tráfico de cantidades masivas de cocaína y marihuana a EE.UU., tiene varios cargos pendientes en México, y aunque aún no se sabe si el Gobierno estadounidense procederá a deportarlo, un funcionario anónimo de EE.UU. declaró a NBC News que el Gobierno de Biden planeaba trasladarlo a México.
Cárdenas Guillén se hizo conocido por su brutalidad. Creó la banda de sicarios más sanguinaria que ha conocido México, Los Zetas, quienes solían masacrar a migrantes y personas inocentes, las decapitaban o arrojaban montones de cadáveres descuartizados a la carretera.
En 2003, Cárdenas Guillén fue capturado y, cuatro años después, lo extraditaron a Estados Unidos, donde se declaró culpable de narcotráfico, lavado de dinero y extorsión. En 2010, fue condenado a 25 años de prisión y a pagar USD 50 millones.
No está claro por qué Cárdenas Guillén no cumplió la totalidad de la condena.
Los Zetas perduraron mucho después de la captura de Cárdenas Guillén en 2003. Para 2010, ya habían formado su propio cártel y extendieron los ataques de estilo terrorista por México hasta el sur de Tabasco, hasta que los líderes principales fueron asesinados o detenidos en 2012-2013.
La propia banda de Cárdenas Guillén, el Cártel del Golfo, se ha fragmentado tras más de una década de sangrientas luchas internas entre facciones con nombres como los Metros, los Ciclones, los Rojos y los Escorpiones.
El acto más descarado de Cárdenas Guillén fue cuando rodeó y detuvo un vehículo en el que viajaban dos agentes de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) y uno de sus informantes en 1999 en la ciudad fronteriza de Matamoros, frente a Brownsville (Texas).
Sus sicarios apuntaron con sus armas a los agentes y les exigieron que entregaran al informante, que casi con toda seguridad sería torturado y asesinado. Sin embargo, los agentes se negaron y le recordaron que sería una mala decisión matar a empleados de la DEA.
Finalmente, Cárdenas Guillén pidió a sus sicarios que se retiraran, no sin antes decir a los agentes: “Gringos, este es mi territorio”.
Traducción de Michelle Padilla