Los países de la Unión Europea se dieron el martes otro mes para superar profundas diferencias sobre medidas para proteger a sus ciudadanos de la crisis energética. Las iniciativas son también necesarias para que el bloque mantenga un frente unido frente a Rusia por la invasión a Ucrania.
A medida que se acerca el invierno, suben las facturas de calefacción y aumentan los negocios al borde de la quiebra, ha surgido un clamor popular para que el bloque de 27 naciones actúe más rápido, especialmente después de la cumbre de la semana pasada en que parecía haber surgido un propósito común de adoptar tales medidas. Las naciones de la UE ya veían venir la crisis prácticamente desde el día mismo en que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero.
Aun así, al final del encuentro de los ministros de energía, la decisión más palpable era la de pedir a la comisión ejecutiva que prepare propuestas para tomar una decisión en la reunión de emergencia del 24 de noviembre.
“Se le dio un poco de más tarea a la comisión”, declaró el ministro de Energía holandés, Rob Jetten.
Al acercarse el invierno “un número de naciones pidieron velocidad en el desarrollo de las medidas”, dijo Jetten. Pero debido a que las fluctuaciones de los mercados energéticos globales y las heterogéneas fuentes energéticas de cada país —desde la energía nuclear al gas natural y otros hidrocarburos— dificultan la toma de decisiones inmediatas, “muchos países, entre ellos Holanda, quieren ver un mejor análisis de impacto”.
Alemania hizo advertencias similares.
Por lo tanto, aun después de la cumbre de la semana pasada y la reunión del martes, perduraba la indecisión.
Aun si no se tomó una decisión técnica, el titular del encuentro, el primer ministro checo Jozef Sikela, dijo que hay un consenso generalizado de que los miembros deben comprar gas en conjunto, para no competir unos contra otros en el mercado agitado, y que deben tomar medidas para que los repentinos repuntes de precios causados por especuladores no trastoquen a los mercados.