Pese a que en Estados Unidos se prohibieron los cigarrillos electrónicos de sabores desde el 2020, el aumento de su consumo entre adolescentes aún existe, ocasionando graves problemas de salud para los consumidores.
Si bien, los cigarrillos electrónicos aparecieron inicialmente en Estados Unidos hace más de una década, con promesas de proveerles a los fumadores una alternativa menos dañina que los cigarrillos tradicionales, hay muy pocos estudios rigurosos sobre si en verdad ayudan a dejar el tabaquismo.
Esta situación no sólo es un problema en Estados Unidos, sino a nivel mundial, de ahí que recientemente, la Universidad Nacional Autónoma de México publicó un estudio, donde establece que los cigarros electrónicos e híbridos son mucho más dañinos que los convencionales; además, las afectaciones se presentan de forma aguda, es decir, pueden aparecer al siguiente día de utilizarlos y son muy aparatosas, “te llevan al hospital”.
Según reveló el Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina, esos dispositivos que se han puesto de moda, más entre los jóvenes y adolescentes, funcionan por medio de una batería o conectados a la corriente para calentar y vaporizar una solución líquida que se inhala y que puede ser muy dañina, pues no es agua, sino una combinación de componentes químicos, como el propilenglicol, el etilenglicol y la glicerina; a éstos se les conoce como sistemas electrónicos de administración de nicotina, o SEAN.
“Se ha comparado con terapias de reemplazo de nicotina, como los parches por ejemplo, y que sí dan resultado. Hay grupos pro-vapeo, muchos pagados por la industria tabacalera, y argumentan una supuesta inocuidad de estos productos; hay mucha gente que se confunde, pero la realidad es que son muy dañinos a la salud”, apunta el estudio.
“Estos dispositivos nos preocupan mucho por la alta cantidad de nicotina. En un cigarro tradicional hay cerca de un miligramo de nicotina por pieza; los pods o cápsulas de esos implementos que usan tabaco laminado pueden llegar a tener hasta 60 miligramos; es como si fumaras 60 cigarros de una vez. Hemos visto que la nicotina actúa a nivel del músculo cardiaco, venas y arterias por lo que puede agravar padecimientos como la aterosclerosis”.
Pese que en EEUU están prohibidos, los científicos detallan que “los saborizantes que se utilizan para que se aprecie menos el sabor del tabaco y sepa a durazno, mango, u otros sabores exóticos, hacen que los adolescentes no tengan una percepción adecuada del riesgo, y algunos colorantes por ejemplo los rojos, pueden llegar a producir cáncer, además que todo esto le llama mucho la atención a los jóvenes, lo que los induce muy rápido a la adicción”.
Todas las drogas “ocasionan una dependencia física, es decir, que el organismo se acostumbra a los efectos que le produce su consumo, pues el fumador detecta una serie de síntomas generados al inhalar y su organismo se acostumbra al efecto estimulante, además que actúa en el nivel de recompensa del cerebro, por lo que hace sentir mejor al individuo sin importar la situación en la que se encuentre”, sentencia el estudio.
Otro daño muy importante se da cuando se le agregan elementos oleosos a estos vaporizadores, como aceite de Cannabis, vitaminas A o E, porque el cuerpo no tiene ningún mecanismo de defensa para expulsar las microgotas aceitosas que entran al tracto respiratorio, lo que ocasiona un tipo muy particular de neumonía grasa que se queda atrapada en los alveolos, bronquiolos y bronquios.
Además de las afectaciones al sistema respiratorio, se han reportado muchos casos de explosión de la batería que se utiliza para calentar el tabaco, lo que ha resultado en pérdida de falanges, e incluso de fractura de mandíbula.
La Opinión