El asunto ha sido reconocido por la propia compañía farmacéutica.
Los avances sanitarios permitieron que una pandemia global como la del COVID-19 no tuviera un recorrido mayor gracias a la aparición de las vacunas. Cuatro años más tarde del colapso que provocó esta enfermedad, la ciudadanía ha podido recuperar la normalidad tras muchos meses de incertidumbre.
Sin embargo, uno de los aspectos negativos que se pueden rescatar de esta etapa son los efectos secundarios que han generado las vacunas. Un tema que ha afectado a un porcentaje minoritario de la población y que no supone un riesgo, pero que ha hecho saltar las alarmas de los principales organismos de salud.
Por primera vez, AstraZeneca reconoce, a través de una documentación presentada por un juicio que tiene pendiente en el Tribunal Superior de Reino Unido, que sus vacunas pueden estar detrás de la trombocitopenia de algunos pacientes. Según los demandantes, este medicamento ha provocado en 51 casos una reacción adversa que ha afectado en la coagulación de la sangre y que ha provocado varios cuadros de trombosis.
La OMS reconoce que las ventajas de vacunarse “superan con creces los riesgos”
El diario británico The Telegraph ha señalado que el primer caso fue el de Jamie Scott. Este ciudadano, que fue vacunado en abril de 2021, sufrió una lesión cerebral irreversible. La compañía, tras negar este episodio en primera instancia, aceptó posteriormente las consecuencias: “Se admite que la vacuna AZ puede causar TTS en casos muy raros. Se desconoce el mecanismo causal”.
Hace tres años, algunos científicos de esta empresa reconocieron en un informe que “desde el lanzamiento de la vacuna, se han informado casos muy raros de trombosis con síndrome de trombocitopenia”. En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió de la aparición de “un nuevo tipo de evento adverso muy raro, conocido como síndrome de trombosis con trombocitopenia”. No obstante, también dejó claro que las ventajas de vacunarse “superan con creces los riesgos”.