CIUDAD DE MÉXICO (AP) — México mostró el miércoles dos caras bien distintas hacia los migrantes: mientras celebró a sus connacionales en el extranjero con un himno, en su territorio se multiplican las denuncias por abusos contra los extranjeros que intentan cruzar el país.

Coincidiendo con el Día Internacional del Migrante, la presidenta Claudia Sheinbaum convirtió su conferencia mañanera en un recital de música para presentar el “Himno Migrante” en honor a los mexicanos que están en Estados Unidos.

“What we dream of lo realizamos”, cantaba el grupo de banda en el Palacio Nacional, mezclando español e inglés en la canción que también alababa el patriotismo con frases como “cambiamos de lugar, no de bandera”.

Sheinbaum llamó “héroes” a los mexicanos que están en el vecino del norte, 11 millones de personas, de las cuales unos 5 millones no tienen su situación migratoria legalizada.

El año pasado los emigrantes en varios países, enviaron a sus familias en México más de 63.000 millones de dólares en remesas, la mayoría desde Estados Unidos.

Sin embargo, durante 2024 las autoridades estadounidenses interceptaron a mexicanos que querían cruzar ilegalmente en casi medio millón de ocasiones, según datos de la Patrulla Fronteriza; eran hombres y familias que huían de la violencia, la pobreza o buscaban oportunidades laborales en Estados Unidos que México no les ofrece.

El mismo miércoles, en la frontera norte un albergue anunciaba que no podía recibir a más extranjeros porque los estaban secuestrando al llegar a sus instalaciones sin que las autoridades lo impidan.

En la ciudad de Reynosa, al noreste mexicano, el pastor Héctor Silva, explicó que desde hace una semana ya no recibe a migrantes nuevos en los dos albergues que dirige —los más grandes de esta localidad fronteriza con Texas— porque el crimen organizado los secuestra cuando van a llegar a las instalaciones.

“Hasta que las personas tengan seguridad y que los migrantes no sean levantados (secuestrados) al llegar… no queremos que lleguen más”, explicó a AP en conversación telefónica. Según dijo, las autoridades están al tanto de la situación. “Hacen rondines, pero es imposible que anden las 24 horas”, comentó.

El albergue principal, Senda de Vida, tenía el miércoles unas 700 personas y el más nuevo, unas 200, la mayoría son extranjeros que están esperando conseguir una cita con las autoridades estadounidenses a través de la aplicación CBPOne. Cuando la logran, agregó Silva, son escoltados por policías estatales hasta el puente para garantizar su seguridad.

En el sur la situación no es mucho mejor. Organizaciones civiles no han dejado de denunciar los abusos sufridos por los migrantes que cruzan México. Además de los secuestros, sufren robos y extorsiones, y no solo por parte del crimen organizado, también por autoridades.

Esta semana Médicos sin Fronteras indicó en un comunicado que “cientos de miles de personas migrantes que en su mayoría se dirigen hacia EE.UU. caen en el limbo en México, acorraladas entre la violencia de múltiples actores armados, estrategias de desgaste y un complejo rompecabezas burocrático para pedir asilo”.

Por eso algunos siguen formando grupos que salen caminando desde la frontera sur aunque desde hace años las autoridades siempre terminan disolviéndolos. Este miércoles salió uno nuevo de unos 1.500 migrantes.

Mientras tanto, el gobierno mexicano sigue conteniendo a los migrantes que cruzan el país, muchos de los cuales son secuestrados por los cárteles apenas pisan territorio mexicano. Según la presidenta, su gobierno mantiene una estrategia “humanitaria” hacia ellos que, sobre todo, implica dispersarles y desgastarles para evitar que lleguen a la frontera con Estados Unidos.

Además, su principal esfuerzo estas semanas está en reforzar la asistencia consular a los mexicanos en ese país de cara a las eventuales deportaciones anunciadas por el presidente electo Donald Trump.